Esta historia surgió cuando Sixto invitó a Rayen a viajar juntos a la Luna. A la perrita le encantó la idea y miren cuántas bellezas nacen de aceptar una gentil invitación.
Acá un adelanto, pero si querés ver más tenés que visitar el mundo de los cachorritos...
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¡Gracias Leo y Yesi, estoy tan feliz como Rayen de hacer este Intercambio Creativo con ustedes que les chorrea miel, imaginación, color, arte...!
CACHORROS Y MIELES DE LUNA
Sixto el día que conoció a Rayen cambió los gruñidos por ruegos a la Luna. En su lenguaje perruno se hizo entender y finalmente en Cuarto Creciente, cuando Rayen presenta su aspecto de pelo enrulado color plata, se animó a cantarle su amor. Los acordes de “Luna Tucumana” unieron los pagos de Bolívar (el terruño de Rayen) y Olavarría (el paisito de Sixto). En la historia de nuestro folclore ningún humano-perro-ave ha podido resistirse a esta letra campera:
“Yo no le canto a la Luna porque alumbra y nada más, le canto porque ella sabe de mi largo caminar…”
Rayen y Sixto danzaron la zamba tan acaramelados que de sus orejas salieron chorros de miel, así que decidieron emprender el tradicional viaje a la Luna de Miel.
Partieron en un viejo colectivo que, acostumbrado a los caminos campestres que unen Bolívar-Olavarría, paró en todas las estrellas, cometas, nubes, pájaro charlatán y lo que se cruzara en el camino.
Un viaje tan largo invitó a bailar muchas zambas, chacareras, malambos y hasta un minué. Cuando estaban por llegar habían pasado tres Lunas y los cachorritos ansiosos por nacer. Siete llegaron al mundo (para ser más precisos a la Luna).
Al más apresurado lo bautizaron Alunizado, nació en pleno alunizaje y aterrizó de trompa en un cráter que despedía miel al espacio.
El segundo nació en la Luna, de ahí que sus ojos, orejas, y patas eran lunares color miel, por eso lo llamaron Lunarejo. Una belleza que le gustaban las caricias porque era muy pegote.
Al tercero lo nombraron Alunado. Antes de abrir un ojo le mordió la pata lunar a su hermano y se relamió con tanta miel.
– ¡Este hijo nuestro tiene una luna! –dijo Rayen.
– Grrr guau guau luna guau luna- contestó Sixto, que como buen políglota aprendió rápidamente el lenguaje perrunolunar.
El cuarto cachorro respondía al nombre de Lunático. Mostraba los dientes y le salía fuego lunar por la boca si no le daban la teta cuando tenía hambre.
Lunada se llamó a la perrita que tenía el cuerpo en forma de media luna. Una dulce y simpática cachorra que hacía esfuerzos por mantenerse en ese estado de mitad que espera otra mitad para completarse.
Lunanco, como su designación lo indica, nació con un anca más alta que la otra, característica que lo hizo exótico y atractivo.
Finalmente al séptimo perrito le cayó en la cabeza un destino de leyenda y tenía el deber de transformarse en lobo las noches de Luna Llena. Hermoso por enigmático, pero sus padres no le dieron el nombre que merecía a una leyenda viva, Pelolu (perro-lobo-luna) fue el apodo que le quitó fuerzas al benjamín y como era muy perezoso se convertía en oso de peluche.
Así compuesta la familia sale a lunear por otras lunas. Los cachorros saltan a Pan, después a Pandora y así recorren las dieciocho Lunas de Saturno. Quedaron alucinados después de conocer la famosa Luna de Valencia y se hicieron íntimos amigos del Pez Luna. Rayen cocina usando recetas de la dieta de la Luna que consiste en comer Resplandor de Luna.
Cualquier lunes se termina la fiesta y tendrán que regresar a la Tierra. Sueñan con vivir en el Valle de la Luna.
Por ahora flotan, vuelan, cambian formas y colores en la Luna que es una especie de aspiradora inspiradora del amor. Los poetas y los enamorados lo saben, por eso la miran deslumbrados. No los atormenta la miel que chorrea, los aullidos, ladridos o los perros lunáticos voladores, porque un enamorado y un poeta han aprobado todas las fases de la materia Luna.TIHADANo se olviden de visitar a Leo y Yesi en su blog lleno de mágica ternura y conocer a la familia Perruna-Lunar
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La historia de Rayen la podés leer acá
Cuando Rayen conoció a Cüyen, contado por Eva Magallanes, lo podés ver cruzando la cordillera