domingo, 27 de septiembre de 2009

ADOLESCENCIA ENCUENTADA

La señorita Turdemialle escuchó maravillosos cuentos de gran influencia en su vida literaria y su accionar diario, especialmente durante aquellos años encantados (o encuentados) de la adolescencia.
“La Cenicienta” le dejó la esperanza de la llegada del Príncipe Azul. De esa expectativa le quedó una práctica: dejar olvidado intencionalmente un zapato en diversos lugares como restaurantes, teatros, carnicerías o el transporte público. La vieron en reiteradas oportunidades llegar a su casa a las chuequeadas y rengueando con un solo zapatito. Esos actos románticos -descabellados según sus vecinos- dieron como resultado que tocaran el timbre de su casa jóvenes muy honestos llevándole el zapatito perdido, entre ellos el acomodador de un cine que le ofreció ver películas gratis; un mozo muy romántico que le obsequió restos de comida; y el dueño de una zapatería que le regaló cientos de zapatos que nadie compraba, pasados de moda y dos números menos que los que ella usaba. Tener los dedos apretujados le provocó fuertes jaquecas, callos, contracturas desde la cervical a la cintura y la inigualable cara de ceño fruncido que le dibujó las primeras arrugas en el entrecejo. Esto la convenció de que la búsqueda del Príncipe Azul iba por otro lado.
Trajo a la memoria la historia de la “Bella Durmiente” y decidió que ese era un buen método para encontrar un enamorado. Primero durmió largas siestas en su casa, pero al despertar todo seguía igual, entonces se dio cuenta que la tenían que ver durmiendo los demás. Así conocieron su nueva práctica los árboles de diferentes parques y plazas. Antes de dormirse colocaba un cartel colgado de uno de sus pies:
Si me despiertas con un beso
serás mi príncipe azulado
te lo juro, te prometo
te perseguiré a todos lados.
Los caminantes, las señoras que sacaban a pasear el perrito, los vendedores ambulantes, todo el que por allí pasaba se detenía y esta frase pronunciaba:
– ¡Qué idea más descabellada!
Se despertó por un pájaro que no llegó al baño y le trajo suerte, a causa de un fuerte viento que la dejó colgada de la rama de una araucaria y por un chaparrón que le regaló atchís durante un mes; pero el esperado beso nadie se lo dio.
Por último se puso frente al espejo para preguntar aquello de “espejito, espejito”; pero no alcanzó a pronunciar palabra porque su imagen al “Patito Feo” le recordó. Es que de tanto decirle “descabellada” casi sin pelitos se quedó.



jueves, 24 de septiembre de 2009

HOMENAJE A LA TURDEMIALLE (Post mortem)

(En el centésimo décimo quinto aniversario de su nacimiento)

PRIMERA ENTREGA: “A los artistas el arte nos trae artritis”

La señorita Turdemialle vivía en un pequeño departamento y escribir era su entretenimiento.
Todas sus amigas, cuando venían a tomar el té con leche, dedicaban un tiempo de su apretado ocio y escuchaban alguna de las historias escritas por la señorita Turdemialle.
– ¡Qué creatividad exuberante!
– ¡Tu cabeza encierra una mina de oro!
Fueron algunas de las frases que convencieron a la talentosa señorita a dejar de lado el pudor y participar en cuanto concurso literario se le presentó.
– Buenos días -dijo un día uno- soy de editorial Libros Pedantes no son los de Antes, le informo que organizamos un concurso bianual sobre la valoración de las antigüedades.
Esa noche la señorita Turdemialle escribió un emocionante cuento sobre la cristalería de su abuelita. Como era de esperar -menos por sus amigas- se ganó una mención honorífica que le llegó por correo certificado, pago contra reembolso. Cuando abrió la encomienda se emocionó ante una colección antiquísima de enciclopedias, con importantes términos que ya no se usaban y las pesadas tapas conservaban el polvo dándole ese invalorable toque naturalista. La señorita Turdemialle se sintió feliz como “chico con zapato nuevo” (en este caso usado). Sólo una pequeña duda la invadió cuando tuvo que regalar a la Biblioteca Popular sus novísimos libros, porque no entraban en su angosta estantería.
El segundo concurso lo leyó en un afiche colgado en una casa naturista. “Cuidemos el medio ambiente” era el lema en esa ocasión y ahí nomás, entre cereales y helados dietéticos, se inspiró y meta metáfora y rima una poesía escribió. Qué susto se llevó cuando le anunciaron por teléfono que había ganado. El primer premio consistía en una escultura de bronce representando un árbol perenne (es decir con hojas y todo), al que por un artilugio técnico, si lo enchufaba con un cable que le salía del tronco, en verano daba frutos bronceados.
A la señorita Turdemialle a partir de ese hecho no paraba de sonarle el teléfono, ya sea para felicitarla por el premio o -los envidiosos de siempre- para expresarle su desaprobación porque tiró todas las macetas florecidas por el balcón. Aunque trataba de explicar que tuvo que hacerlo para darle un espacio digno a su premio, hay gente que no entiende. Ese día se dio cuenta de su esencia de artista: “todos cargamos la mochila de la incomprensión”, se lo dijo al reportero que la reportó del diario en cuanto pudo.
Esa frase la consagró a formar parte de un limitadísimo Club de Intelectuales, gracias a lo cual recibía a diario las novedades de los concursos que se realizaban desde Zaldungaray a París, desde Daireaux a Nueva York. No le alcanzaba el tiempo para leer las bases, que detallaban de pe a pa las instrucciones para participar. Paso a dar unos someros ejemplos:
“Puede participar cualquier persona que sea mayor de edad, aunque no tanto porque debe estar viva en el momento que se dictamine el fallo dentro de diez años”.
“Los trabajos se reciben desde el día 12 hasta el 13 del presente mes, a las 0 horas. No se tendrá en cuenta fecha de matasellos de correo”.

Comprendió que si continuaba leyendo instructivos iba a perder su halo inventivo. Así se decidió por un concurso que fue fácil escribirlo, porque había que motivarse en los colores y sus matices. La señorita Turdemialle se colocó frente al espejo y observando su maquillaje escribió un cuento que los más ásperos críticos internacionales coincidieron en afirmar: “estamos frente a la literatura del futuro: beyond the absurdity”; libremente traducido al castellano: “arriba con los zurdos”. Lo que sonaba lógico porque ella escribía con la mano izquierda.
El sumun de la absurdidad todavía no estaba escrito en las páginas de la literatura, sino que lo llevarían a cabo en vivo y en directo unos chambones que le trajeron el premio: un mural de 2 por 5 metros de alto que tuvo que colocar en forma invertida porque no le daba la altura del techo. Lo subieron por escalera hasta el décimo G contrafrente. Tardaron varios días y tuvieron que dormir en la cocina de la señorita Turdemialle. Los que estaban fastidiosos con todo este batifondo fueron los del consorcio, que les dieron el flete a los fleteros que -de puro comedidos- colgaron el mural con unos clavos que traspasaron la pared y se hizo una rajadura de arriba abajo, es decir desde la terraza a la puerta de entrada del edificio.
“A los artistas el arte nos trae artritis”, fue uno de los titulares en que mostraban a La Turdemiall -como empezaron a llamarla, sin la e final- arrastrando todos sus muebles a la calle para acomodar los últimos premios adquiridos:
Una cortina de hierro y miles de armas destruidas por el cuento “A la paz no hay con qué darle”.
Un gorila tamaño gorila (respirando y todo) dentro de una jaula.
En realidad esto último no fue producto de un premio sino una confabulación por parte de los cuidadores del zoológico que vieron a los animales entusiasmados leyendo el único cuento que se editó en vida de la señorita: “Zoológico para humanos”. Se armó una revolución de bichos y los peores de contener fueron los gorilas. Por ese motivo le enviaron uno que estaba hecho una fiera, con un cartelito colgado al cuello que decía: “si usted pregona la liberación animal, hágase cargo: más de mil bananas diarias”. A La Turdemiall le pareció una exageración, pero de todas maneras se hizo eco del asuntito y desde ese día hasta su fallecimiento se la vio recorriendo mercaditos y ferias callejeras para adquirir la cantidad de fruta necesaria y mantener calmado al único y verdadero amigo que le hizo dos favores: comió el lápiz que la señorita usaba para escribir y le cerró los ojos.
Hoy día cualquiera puede visitar la casa de la Turdemiall que, por decreto de no sé quién, es un museo para que la posteridad se entere de lo que no se percataron sus contemporáneos: que allí vivió esquivando premios una artista.
Para el que quiera visitar el lugar, un dato: el municipio mandó a hacer un cartel indicador que costó fortunas, tiene una flechita indicando hacia arriba (¿será porque está en el cielo?) y su apellido escrito “Toursdemiá”. Que disculpe el error de imprenta quien en vida fuera incomprendida y póstumamente se la ha calificado como “la señorita que le florecían premios de las manos”.
Sin aspiraciones de poeta concluyo, que algún premio vuele a su sacra tumba olvidada.









martes, 22 de septiembre de 2009

¡FELIZ CUMPLEMES!

ESTOY SOPLANDO LAS VELITAS JUNTO A DROME, VILMA, EL ZORRITO, LAS MELLIZAS, EL TEMIBLE, SCOTT, SERAFINA...¡TODOS LOS HABITANTES DE ESTE MUNDO VIRTUALMENTE REAL!

Y QUEREMOS AGRADECERLES PORQUE EXISTIMOS GRACIAS A USTEDES QUE NOS VISITAN, ESCUCHAN NUESTRAS HISTORIAS, NOS HACEN HERMOSOS RETRATOS, DEDICAN SU TIEMPO PARA DEJAR COMENTARIOS, ESCRIBEN AL CORREO, QUIEREN NUESTRA PRESENCIA EN LAS AULAS, EN GRUPOS DE TEATRO, SE DAN UNA VUELTITA TODOS LOS DÍAS A VER SI HAY ALGO NUEVO.

¡A TODOS MUCHAS GRACIAS, LOS SEGUIMOS ESPERANDO Y QUE SE ACERQUEN NUEVOS AMIGOS!

UN ABRAZO

TIHADA Y TODAS LAS PERSONITAS-PERSONAJES.


- ESPEREN, AQUÍ ESTOY YO EL ZORRITO, HAY ALGO QUE TIHADA SE OLVIDÓ, EJEM, QUE SU VARITA MÁGICA HACE ESTO Y AQUELLO, PERO NO ENTIENDE NI PAPA DE LOS BLOGS. NOS METIÓ ACÁ ADENTRO Y GRACIAS A DOS PIBES JUAN MARTÍN Y JUAN IGNACIO Y A OTRO (NO TAN PIBE) LLAMADO ERNESTO, TODAVÍA SEGUIMOS EN CARRERA.

AHORA SÍ, A COMER TORTA VIRTUAL ¿QUÉ GUSTO TENDRÁ? ¡QUÉ MUNDO ESTE! LES DIGO LA VERDAD, PREFERÍA LA SELVA.

CHAU!!!





lunes, 21 de septiembre de 2009

¡ESTÁN TODOS INVITADOS!

Esto me contó Graciela que hace muchos años hace cosas con y por los pibes desde la escuela, el teatro, organizando ferias de libros...¡Gracias por compartir la información! ¿Quieren saber de qué se trata? ¡A leer más!


Hoy, en el Galpón en 18 y 71 con la Rimbombante Muñecoteca, de 16 a 20 hs, una muestra de libros y muñecos. Habrá lecturas, intervenciones y canciones a cargo de Hugo Figueras.
Además, en La Grieta, estamos todos los viernes de 16 a 20 hs en el vagonbulantero bibliofabulero y la sala de lectura del galpón donde pueden acercarse a leer todos los gustosos de la literatura infantil y juvenil, desde los 0 a los 99 años...



ORÁCULO DE PÉTALOS.(TENDRÁS QUE HALLAR QUÉ MISTERIOS OCULTA ESTA PRIMAVERA PARA VOS)

¡FELIZ PRIMAVERA A TODOS AQUELLOS QUE ENAMORADOS DE LA VIDA DESHOJAN FLORES CUAL ORÁCULOS DEL AMOR!

Se alarga la tarde
la abuela sentencia
llevá la campera
que va a refrescar

El grupo las risas
la vuelta del perro
qué dicha esperar
sentada en la plaza
si pasa o no pasará

La vida es presente
manifestación pura
belleza de amor
Siento tanta vida
en aquella plaza
Anochece y pregunto
oráculo de pétalos
¿pasa o no pasará?

Roja olvidadiza
tan primaveral
la vida es una pregunta
pasa o no pasará.

domingo, 20 de septiembre de 2009

HACE UNOS DÍAS INVITÉ A MULTIPLICAR. ESTA ES UNA PRUEBA DE LO QUE SE PUEDE LOGRAR

HOY TENEMOS VISITA

LES PRESENTO A:



ILUSTRADOR: PABLO GP

¿LES CUENTO CÓMO NACIÓ POLLITO, EL TEMIBLE?


A principios de Mayo, el dibujante y profesor Carlos Pinto me contó de un proyecto que estaban realizando los profesores de LV3 (Lenguaje Visual ) de la Facultad de Bellas Artes.
¿En qué consistía?, los alumnos tenían que ilustrar textos de diferentes autores y realizar los libros que serían donados a la fundación "Creando Lazos".
Desde el principio me pareció un estupendo proyecto. Conectó a ilustradores, escritores y destinatarios (en este caso los chicos y padres de la fundación).
¡HOY LOS LIBROS ESTÁN LISTOS PARA DISFRUTARLOS! Y RECIBÍ LA GRATA SORPRESA QUE UNO DE MIS CUENTOS "EL TEMIBLE" (pueden leerlo en este blog) LO ILUSTRÓ PABLO.


¡GRACIAS A TODOS LOS INTEGRANTES DE LA CÁTEDRA DE LV3, PROFESORES Y ALUMNOS!
¡GRACIAS A CARLOS PINTO QUE ME INVITÓ A PARTICIPAR!
¡GRACIAS A PABLO PORQUE EL TEMIBLE TENÍA MUCHAS GANAS DE TENER ROSTRO! ¡Y ADEMÁS ES MI PRIMER CUENTO ILUSTRADO!

¡DESDE AQUÍ LEVANTO LA VARITA MÁGICA PARA QUE SE MATERIALICEN MUCHOS PROYECTOS COMO ESTE!






viernes, 18 de septiembre de 2009

SENSACIONES VIAJERAS

Vilma acompañó a su paciente hasta la puerta. Al despedirse le dijo:
– ¡Qué extraño, hoy siento que algo he perdido!
La señora Melba era muy práctica, no hacía caso a esta clase de comentarios y se despidió apurada para llegar a freír las milanesas.
Vilma regresó alegre a su consultorio, hizo pasar a don Ernesto, un antiguo paciente que se rascaba la oreja con insistencia.
Melba se tomó el último taxi que había en la parada aquella tardecita lluviosa. El joven taxista no habló en todo el viaje abstraído por un pensamiento que le rondaba en la cabeza “llego a casa, tiro los zapatos, me pongo a escuchar música y basta de trabajar por hoy”. Melba, en cambio, estaba preocupada pensando que algo se había olvidado en el consultorio de la doctora Vilma. Revisó la cartera y tenía la receta, el dinero, los documentos, las llaves…sin embargo sentía que algo le faltaba.
– 3.223, llegamos señora.
El muchacho que manejaba el taxi volvió a la parada porque estaba seguro que se había olvidado algo. Melba abrió la puerta y fue decidida al equipo de música y encontró lo que deseaba ¡rock, rock y más rock! Lanzó los zapatos al aire y se puso a bailar desenfrenada con el sonido a todo volumen. El señor Méndez escuchó la música desde el auto y pensó en lo rápido que le iba a sacar esa loca costumbre a su hija quinceañera, pero tal fue la sorpresa al ver a su mujer saltando en el sillón que no pudo decir ni buenas noches.
Pili, la hija de uñas de diez colores, ni se enteró que esa noche nadie cenó. Estaba tan enamorada de E, después que él le guiñó el ojo por segunda vez en la semana, que no comía por suspirar.
– ¡Mamá qué te pasa! ­–gritaba Julio que llegó muy nervioso del partido de básquet porque su equipo quedó fuera del campeonato intercolegial­– ¡Y las milanesas! ¡quiero comer ya! –gritaba el pequeño tirano, pero por primera vez nadie le dio importancia.
Julio se fue muy enojado a dormir, pero cuando pasó al lado de Pili el muy pícaro con algo se quedó.
Amanecía cuando Melba se desplomó en el sillón de tanto bailar. Su marido le dio un beso en la mejilla antes de irse al trabajo y, sin querer, algo le sacó.
Julio y Pili llegaron a la escuela como todos los días. Nadie habría notado nada extraño si no hubiera sido porque Flavia, una compañera de Julio, pasó a su lado y él sintió que estaba locamente enamorado.
– ¡Ayer me diste un beso que todavía tengo grabado! –le gritaba a la inocente Flavia que, para escapar de los abrazos de Julio, se escondió debajo del escritorio de la señora Directora.
En cambio Pili, enojada como estaba, no dudó en darle una cachetada al querido E cuando él muy romántico le dijo:
­– Mi amor te compré este chocolate para vos.
La Directora, una señora anciana, llamó a los alumnos Méndez para averiguar la causa de semejante descontrol. Se sentó en medio de los dos y… ¡a uno de ellos algo le hurtó!
Por su parte Melba se levantó preocupada y llamó a la Doctora Vilma. Este fue el mensaje que le dejó en el contestador:
– ¡Preciso turno urgente, tuve un ataque danzarín, mi cuerpo se sintió joven y feliz!
Vilma no la escuchó porque ese día todos los turnos suspendió. Las manos no le alcanzaban para rascarse una insoportable picazón en la oreja que no entendía porqué se la agarró.
Hasta aquí cuento esta historia sinfin porque rin rin rin tocó el timbre e iré a ver qué sensación viene a visitarme a mí.

TENGO UNA CURIOSIDAD: ¿QUÉ HIZO EL RESPETABLE SEÑOR MÉNDEZ EN EL TRABAJO? ¿Y LA DIRECTORA CON QUÉ SENSACIÓN SE QUEDÓ? ¿QUÉ PASÓ CON EL TAXISTA Y TODOS LOS PASAJEROS QUE SUBIÓ? Y SI DON ERNESTO DEJÓ LA PICAZÓN, ¿A CAMBIO QUÉ SE LLEVÓ?

¡DALE CONTAMELO, SEGURO QUE VOS LO SABÉS MEJOR QUE YO!

TIHADA



miércoles, 16 de septiembre de 2009

¡TE INVITO A MULTIPLICAR!

CUENTOS X DIBUJOS X NOTICIAS DE MUESTRAS X IDEAS X INVITACIONES X ESPECTÁCULOS = EL INFINITO MUNDO DE LA FANTASÍA Y LA CREACIÓN.

TIHADA

viernes, 11 de septiembre de 2009

¡ FELIZ DÍA !

FELIZ DÍA A TODOS LOS MAESTROS Y DEMÁS TRABAJADORES QUE SE DEDICAN A LA EDUCACIÓN DE LOS PIBES DESDE DIFERENTES LUGARES.
ES MI DESEO QUE LOS TEXTOS QUE ESTÁN EN ESTE BLOG RECORRAN LAS AULAS, BIBLIOTECAS, CENTROS COMUNITARIOS... Y LLEGUEN A LOS CHICOS DE LA MANO DE USTEDES.
CON AFECTO.
TIHADA

jueves, 10 de septiembre de 2009

LA MISERIA ( Adaptación libre del cuento folclórico)

DEDICO ESPECIALMENTE ESTE TEXTO A LOS TRES GRUPOS CON LOS QUE LLEVAMOS A ESCENA LA OBRA.
EN 1996 EN 7mo CON CHICOS DE 12 Y 13 AÑOS. EN EL 2001 Y EN EL 2006 CON ALUMNOS DE 5T0 DE 10 Y 11 AÑOS.¡GRACIAS POR LA HERMOSA EXPERIENCIA COMPARTIDA!
SI VOS SOS UNO DE AQUELLOS CHICOS ME ENCANTARÍA QUE ESCRIBAS CONTANDO QUÉ RECUERDOS TENÉS DE ESA EXPERIENCIA TEATRAL.



PERSONAJES:Don Miseria-Mujer-Diablo-Relatores /as-Mendigo-Diablitos-San Pedro-Ángeles

(En un extremo del escenario dos sillas de paja, un brasero, un mate y una Pava. En el fondo la fachada de un rancho).

Don Miseria – ¡Qué vida esta!, uno se la pasa laburando y laburando, desde que sale el sol hasta que se entra, y después no alcanza ni para un buen puchero.

Mujer – Bueno no es para tanto, ya vendrán tiempos mejores. Dicen que no hay mal que dure cien años.

Don Miseria – (Suspira. Toma el mate que le alcanza su mujer) ¡Ni
cuerpo que lo aguante !

Mujer – Mejor por hoy deje de trabajar, está cansado y eso lo tiene mal.

Don Miseria – Sí mujer, tiene razón.

Mujer – Voy adentro a preparar la cena, no se tarde.

Don Miseria – Vaya nomás, yo ya voy. (Don Miseria queda solo y pensativo. En ese momento golpean las manos, se sorprende. Entra un hombre delgado, vestido de negro) Pase, pase hombre, como si estuviera en su casa. (Don Miseria se pone de pie para recibir al forastero)

Diablo – Buenas don Miseria, puede quedarse sentado si quiere, lo que vengo a proponerle no me llevará mucho tiempo... ( El diablo muestra su cola.Don Miseria se desploma en la silla al darse cuenta que está hablando con el mismo diablo) Veo que me ha reconocido, así que voy derecho al grano. Sé que usted vive miserablemente, que ya no tiene ni para darle de comer a sus hijos.

Don Miseria – La verdad no tengo ni donde caerme muerto.

Diablo – Por eso he venido a traerle la solución a su problema. Estas bolsas (le muestra tres bolsas que trae consigo) están llenas de monedas de oro. Vengo a entregárselas con una condición, pasado un año vendré a buscarlo, las bolsas a cambio de su alma, ¿qué le parece amigo, acepta?

Don Miseria – (Mirando fijamente las bolsas) ¿Usted quiere decir que si yo hago este trato con usted me voy derechito al mismo infierno?

Diablo – Así es mi amigo, ¿qué me dice? (impaciente).

Mujer – (Grita desde adentro) ¡Ya tiene el agua en la tina para bañarse, venga antes que se enfríe!

Don Miseria – (Mirando hacia la puerta) Sí...ya voy (se dirige al diablo)
Está bien, acepto y ahora váyase que no quiero que lo vea mi mujer.

Diablo – Está bien, como usted diga (le entrega las bolsas), pero no se olvide que dentro de un año lo vengo a buscar.

(El Diablo se retira. Don Miseria toma las bolsas y las envuelve con su poncho para que no las vea su esposa. Entra al rancho. Aparece en escena el relator).

Relator 1 – La vida de don Miseria cambió aparentemente para bien. Ya no tuvo que trabajar día y noche para conseguir el pan. Pero un día volvieron a llamar a la puerta y esto fue lo que pasó.

(Mientras el relator habla, ingresa al escenario un mendigo que camina
apoyándose en un bastón.)

Mendigo – (Golpea las manos, don Miseria sale del rancho). Buenos días buen hombre.

Don Miseria – Buenos días, ¿qué lo trae por aquí?

Mendigo – Le diré qué me pasa, hace unos días que estoy sin comer, hace mucho frío y no tengo ni una manta, ni un poncho para abrigarme, no sé si será mucho pedir, pero tal vez me pueda ayudar.

Relator 2 – Don Miseria que tenía muy buen corazón, sintió pena de aquel mendigo que parecía tan indefenso, le dio hospedaje y su mujer remendó sus ropas. Pasaron varios días y el mendigo decidió que era tiempo de marcharse.

Mendigo – Tengo que irme. Estoy muy agradecido por todo lo que ha hecho por mí. ¿Cómo puedo pagarle este gran favor?

Don Miseria – No, no es nada.

Mendigo – Igualmente, aunque usted diga que no es nada, le voy a conceder tres dones: el que se siente en esta silla no se levantará hasta que usted se lo ordene, el que entre en esta bolsa no saldrá sin que se lo ordene y el que suba a ese nogal no bajará mientras usted no lo ordene.

Relator 1 – Don Miseria no hizo mucho caso a las palabras de aquel mendigo, porque lo que él no sabía era que estaba con el mismo Tata Dios. El viejito se fue y los días siguieron su cauce normal. Pero, como todo lo bueno pasa pronto, llegó el día que se cumplió el plazo que el diablo le había dado a don Miseria.

(Don Miseria está trabajando. Llega el diablo acompañado de dos pequeños diablitos).

Diablo – Ha llegado el momento de partir Miseria, espero que esté listo.

Miseria – Por supuesto, los tratos son tratos... (se hace el que trabaja), pero antes de irme quiero terminar de hacer la herradura...si no es mucho pedir.

Diablo – ¡Qué viejo pedigüeño ha resultado ser usted! Está bien, pero un
momento nada más!

Miseria – Siéntese a descansar en esa silla mientras me espera.

(El Diablo se sienta en el lugar indicado por don Miseria. Los diablitos se
quedan parados a su lado).

Relator 2 – Don Miseria ha recordado los dones que le había dado su viejo amigo y ésta es la oportunidad para probar si dan o no resultado.

Diablo – Bueno, ya es hora de irse... (Se quiere parar pero no puede, hace toda la clase de movimientos y gestos) ¡Eh, ustedes, no se queden ahí parados y hagan algo, par de inútiles! (Le grita a los diablitos).

Diablitos – ¡Sí!¡Sí!(Los diablos tironean, pero nada. Don Miseria sonríe).

Diablo – ¡Ah!, ¡ya me imagino de dónde viene esto!, que has hecho viejo zorro, me he quedado como pegado.

Don Miseria – Y puede seguir tirando nomás, porque sólo podrá pararse de ahí con mi permiso.

Diablo – Así que con su permiso. (Está furioso. Los otros diablos se ríen). ¡Ustedes se callan! (resignado), está bien, qué otra cosa me va a pedir.

Don Miseria – Diez años más.

Diablo – De acuerdo.

Don Miseria – Puede levantarse. (El diablo se va muy enojado acompañado por los diablitos que hacen esfuerzos para no reírse. Don Miseria festeja su triunfo.)

Relator 3 – Don Miseria, con dinero y diez años más de vida, se sentía muyfeliz, en cambio en el infierno el horno no estaba para bollos.
Los días pasaron y de a poco se le fue la bronca al diablo, pero también la felicidad a don Miseria que sentía que se le acababa el plazo. Cuando se
cumplieron los años regresó el diablo, pero esta vez mejor acompañado.

(Entra el diablo con cinco diablitos más. Lo rodean a Don Miseria que está sentado en el mismo lugar y haciendo el mismo trabajo).

Diablo ­– ¡Esta vez sí que se le acabó el tiempo!, ¡ya mismo se para de esa silla y se viene con nosotros!(En ese momento uno de los diablos se va a sentar) ¡Cuidado!, ni se te ocurra sentarte en esa silla que después no te podés parar. Bueno, vamos, qué espera (dirigiéndose a don Miseria)

Don Miseria – Como usted diga don, pero antes quería terminar este trabajo, ¿por qué no comen unas nueces mientras me esperan?

Diablo – ¡Yo no pienso moverme de acá y no quiero comer nada!

Don Miseria – Pero miren que son ricas.

Diablo 1 – Mmmmm... (relamiéndose) me gustaría probar aunque sea una.

Diablo 2 – ¡A mí también, vamos! (El diablo intenta detenerlos pero ya todos están subidos en el nogal.)

Diablo 3 – ¡Qué rico! ¡Con lo qué me gustan las nueces!

Diablo 4 – ¿Por qué no viene usted también a probar?, ¡no sabe lo que se
pierde!

Diablo 3 – ¡Sí, venga, venga!

Diablo – Pero un rato nomás.

Todos los diablos – ¡Viva! ¡Viva!

(Todos aplauden. El diablo se sube al árbol)

Diablo 5 – Pruebe ésta, es muy rica.

Diablo – (Come) La verdad que sí. Junten algunas nueces y después nos vamos. (Intenta bajar, pero no puede) ¡Ayyy, no me puedo bajar!, ¡qué es esto, qué me está pasando!

Diablo 6 – ¡Yo tampoco puedo bajar!

Diablo 2 – ¡Ni yo!

Diablo 1 y 3 – ¡Yo tampoco!

Diablo – ¡Viejo ladino!, bájeme de acá o se va a arrepentir. ¡Se lo ordeno,
ahora mismo!

Don Miseria – (Se ríe.) No, si me lo pide así, a no ser que sea cruza de mono con diablo, se va a tener que acostumbrar a vivir en la alturas.

Diablo – ¿Las alturas?, ¿las alturas dijo? (temeroso)

Todos los diablos – ¡Las alturas! (tiemblan)

Diablo – Por favor (llorando) bájeme de aquí, le tengo miedo a las alturas (tiembla, los demás diablos lloran y gritan) no me haga esto, le prometo todo lo que usted quiera pero bájeme.

Don Miseria – Y bueno, si me lo pide así... Pero eso sí, me tiene que dar diez años más de vida.

Diablo – Sí, sí, lo que usted diga.

Don Miseria – Entonces puede bajar.

(Los diablos saltan del árbol y salen corriendo)

Relator 3 – Por segunda vez don Miseria venció al diablo, pero su rival no se iba a quedar de brazos cruzados. Pasó el tiempo y el tercer encuentro entre ellos se acercaba.

(Llega el diablo acompañado de un grupo numeroso de diablitos).

Diablos – ¡Oe oe oe somo los diablos
lo vamo a llevar
oe oe oe venga don miseria
no se haga rogar!

(Los diablos se ríen a carcajadas. El diablo mayor está serio).

Diablo – ¡Basta de diabluras que esto no es un juego! (Los diablitos se callan)

Don Miseria – Así que les gustan los versitos, a ver que tal andan con las
payadas.

Miseria – (Toma una guitarra)

Escuche lo que le hablo,
yo soy un viejo ladino
no le tengo miedo al diablo
aunque largue olor a zorrino.

Diablo – Déme esa guitarra.Escuche lo que le hablo...escuche lo que le hablo...

Diablo 7 – ¡Vamos que usted puede!

Diablo 8 – ¡No se achique!

Diablo - Chist, no me puedo concentrar. Escuche lo que le hablo...

Miseria – (Le saca la guitarra al diablo)

Miseria por nombre llevo
herrero de profesión,
a todo bicho me atrevo
tigre, diablo o lobisón.

Diablo – Está bien, me rindo.

Miseria – Así me gusta, que sepa reconocer sus limitaciones. Yo creo que a usted le gano hasta en una carrera de embolsados.

Diablo – (Se ríe) ¡Qué iluso!, usted no puede conmigo.

Miseria – ¿Quiere probar?

Diablo – Que si quiero ¡por supuesto! ¿Dónde están las bolsas?

Miseria – Acá, tome una. Corremos desde este lugar hasta la puerta del
rancho, ¿qué le parece?

Diablo – De acuerdo. (Los otros diablos apoyan al diablo mayor)

Diablo 1 – ¡Preparados, listos, ya!

(El diablo y don Miseria corren. Este último se cae y el diablo gana. Todos festejan. Don Miseria se ríe. Cuando el diablo quiere salir de la bolsa, no
puede.)

Diablo – ¿Qué pasa que no puedo salir?, es como si tuviera los pies pegados. ¿Por qué no me ayudan en lugar de quedarse ahí parados? (Los demás diablos intentan sacarlo, pero no pueden.)

Miseria – No pierdan más tiempo, yo sé lo que les digo. Sin mi permiso no podrá salir.

Diablo – Ya me cansó Miseria, si me deja salir de acá le perdono la vida.

Miseria – Siendo así, puede irse nomás. (Los diablos salen corriendo)

Diablo 8 – ¡Por acá no venimos más!

Diablo 9 – Vamos antes que nos haga algo.

Relator 3 – Pasaron los años y Miseria estaba muy cansado. Un día murió y fue al cielo. San Pedro y tres ángeles salieron a recibirlo.

San Pedro – Me parece que te veo cara conocida.

Ángel 1 – Él es Don Miseria.

Ángel 2 – ¡El que le ganó al diablo!

Ángel 3 – ¡El que le vendió el alma al diablo!

San Pedro – ¡Ah!, sí, ya recuerdo. Entonces no, no te puedo dejar pasar.

Relator 4 – Entonces, como no le quedaba otra opción, don Miseria decidió ir al infierno, pero allí tampoco tuvo suerte. Cuando los diablos lo reconocieron se acordaron de todas las cosas que les había hecho don Miseria. Empezaron a gritar y cerraron la puerta del infierno. Sin saber qué hacer, don Miseria regresó al mundo y acá se quedó. Es por eso que la miseria no se termina nunca.

(Versión libre del cuento folclórico que se conoce con diferentes nombres “El herrero y el diablo” o “La Miseria”, son algunas de los títulos)


TIHADA TE ENTREGA PARTE DE LA MAGIA, EL RESTO LO HACÉS VOS.


A MÍ TAMBIÉN ME PASA

Una sugerencia...
Los siguientes textos se pueden utilizar como disparadores de otras cosas que les están ocurriendo a los chicos, y que sean los mismos integrantes del grupo los que creen nuevos sketch de acuerdo a sus vivencias.

PERSONAJES:
Primer Sketch: “Me siento incomprendida"


Niño con carteles - Madre - Andrea - Sofía - Patricia - Carla - Micaela
Soledad

Segundo Sketch: “Se ríen de vos y de mí”
Grupo de niños gordos - Gordo 1-2-3-4-5 - Niño delgado -Grupo de niños delgados - Flaco 1-2-3-4

Tercer Sketch: “Cosas de chicos”
Grupo de niños - Madres 1 y 2 - Niños 1 y 2

Cuarto Sketch: “Busco un corazón”
Grupo de mujeres - Grupo de varones



Primer Sketch: “Me siento incomprendida”

(En el escenario hay una mesa y dos sillas. Un niño muestra un cartel con el nombre del sketch. Sale de escena. Entran una nena y su mamá)

Andrea – (Enojada. La ropa le queda exageradamente chica. Su mamá
entra detrás) ¡No pienso ir a ningún lado!

Madre – ¡Siempre tenés algún problema!

Andrea – Claro, como la que voy a salir disfrazada soy yo. ¡Mirá qué corto me queda este pullover! ¡Y el pantalón mirá donde me llega, parece un short!

Madre – ¡No exageres! Lo que pasa es que estás creciendo.

Andrea – ¡No pienso salir así, me falta una nariz y parezco un payaso!

(Llega un grupo de nenas, todas vestidas con la ropa ridículamente chica. Una camina de una forma extraña. Sólo una de las niñas usará ropa exageradamente grande para su cuerpo)

Sofía – ¡Hola Andrea! ¡Te vinimos a buscar!

Andrea – ¡No pienso ir a ningún lado!

Patricia – ¿Te pasa algo?

Andrea – ¡Algo! ¡Miren lo que parezco! (se sube a la mesa) ¡El saco parece de mi hermanito que tiene cinco años! (Las chicas se ríen) ¿De
qué se ríen? (Baja de la mesa)

Carla – (Sube a la mesa) Mírenme a mí, parece que me agarró la lluvia y se achicó todo. (Risas. Baja de la mesa)

Micaela – (Camina con evidente dificultad. Se sube a la mesa. Está dolorida) Lo mío es peor, estos son los únicos zapatos que tengo para salir y son dos números más chicos que los que uso ahora.

Soledad – (Lleva ropa y zapatos grandes) ¡Dámelos a mí Micaela, yo te
presto los míos! (Se cambian los zapatos. Soledad sube a la mesa) ¡Miren como me queda esto!

Andrea – ¿Y de quién es esa ropa, de tu papá?

Soledad – ¡No! ¡Mía! ¡Sólo mía! Mamá me la compra como cinco talles más grande para que me dure hasta que tenga cuarenta años. (Risas)

Patricia – (Se sube a la mesa) A mí la ropa no me queda tan mal, pero es lo que menos me importa. Lo que me molesta es que todo el tiempo me dicen que soy grande cuando tengo que hacer mandados, llevar a mi hermanito a la escuela o guardar un secreto, ¡pero soy chiquita si quiero opinar!

Sofía – A mí me pone mal que todo el tiempo me digan torpe. Es verdad que tiro todo, ya rompí como diez vasos.

(Las chicas salen de escena, mientras se escuchan los últimos diálogos)

Micaela – Mi papá dice que no estoy en edad de pintarme, pero a mi
hermanita que va al jardín le regalaron un jueguito con pinturas, hasta un lápiz labial tiene.

Andrea – Ahora les voy a contar lo que me dice mi mamá...

(La mamá, que ha permanecido en un rincón, se sienta sobre la mesa. Sonríe)

Madre – (Suspira. Mira al público) ¡A mí me pasaba lo mismo! ¡Ah! ¡Cómo quisiera tener esa edad!


Segundo Sketch: “Se ríen de vos y de mí”

(Se muestra un cartel con el nombre del sketch. Entra un grupo de niños muy gordos, tienen la ropa rellena con trapos y diarios. Juegan a la pelota, saltan al elástico, a la mancha, etc. mientras se escucha una música. En un momento determinado entra un niño delgado. Todos dejan de jugar. Lo miran y señalan. Se ríen)

Gordo 1 – ¡Patita de tero para qué te quiero! (Los demás repiten y se ríen)

Gordo 2 – ¡Flaco escopeta te queda grande la camiseta! (Risas. El niño los corre, intenta pegarles, pero no puede)

Gordo 3 – ¡Pasá dos veces para hacer sombra, que no te veo aunque
anteojos me ponga! (Risas)

Gordo 4 – ¡Flaquito alambre, no te me acerques que me da un calambre!

Gordo 5 – ¡Vení flaco escarbadiente, que quiero limpiar mis dientes!

(El grupo de niños gordos se retira. El niño delgado queda solo y triste en un rincón de la escena. Ingresa un grupo de niños delgados. Invitan a jugar al que está en el escenario. Música. Juegan a la rayuela, a correr carreras, etc. Entra un niño muy gordo. Todos dejan de jugar. Lo miran y señalan. Se ríen)

Flaco 1 – ¡Como no tengo un pesito voy a romper el chanchito! (Risas.
Corren y asustan al niño gordo)

Flaco 2 – “Vacayendo” gente a jugar (Risas)

Flaco 3 – ¡A este gordinflón no lo tira ni un ventarrón! (Risas)

Flaco 4 – ¡Si llegamos a armar un coro...!

Todos – ¡Ya tenemos al toro! (Corren como si fueran toros que lo van a
topar)

(Se retiran. Queda el niño gordo solo en el centro del escenario. Entra el niño flaco a quien maltrataron en la primera escena. Se abrazan. Juegan)

Niño gordo y niño flaco – Se ríen de vos
se ríen de mí
¿de qué se ríen?
si soy flaco
si soy gordo
si soy alto
o muy petiso
si estoy negro
en el invierno
si estoy blanco
en el verano.

(Entran todos los niños gordos y los niños flacos. Bailan una coreografía
mientras cantan o recitan)

Todos – Se ríen de vos
se ríen de mí
ja ja ja
yo también me río
de la burla
el prejuicio
y la estupidez
ja ja ja
ja ja ja

Yo me río
porque el alma
es plena y pura
en su desnudez.


Tercer Sketch: “Cosas de chicos”

(Dos niños se pelean. Otros niños los rodean y los incitan a pelear. Gritan. Todos se retiran llevando en andas a los dos chicos. Regresan los protagonistas de la pelea con sus respectivas madres)

Madre 1 – ¡Su hijo ya me tiene cansada!

Madre 2 – ¡El suyo es un maleducado!

Madre 1 – Mi hijo llega a casa siempre con los útiles rotos o le faltan cosas y me dice que es su hijo.

Madre 2 – ¡Mi hijo no es ningún ladrón!

Madre 1 – ¡El mío no miente!

Madre 2 – Este chico le pega en el recreo, mire todos los moretones que tiene.

Madre 1 – Porque el suyo no le cuenta las malas palabras que le dice.

Madre 2 – ¡Sí! ¡Que se las enseñó su hijo, porque el mío no decía esas
cosas antes!

Madre 1 – Usted piensa que su hijo es un santo, pero de santito no tiene
nada.

Madre 2 – No será un santo, pero le falta mucho para ser un mocoso
malcriado como el suyo.

Madre 1 – Mire, le advierto, que no me tengan que llamar otra vez de la
escuela por culpa de su hijo.

Madre 2 – ¡No se meta más con mi nene, que le pusieron malas notas culpa del suyo!

(Se retiran. Un niño entra con un cartel con la inscripción: “Al día siguiente". Regresan los chicos que habían peleado. Cada uno juega en un sector del escenario)

Niño 1 – ¿A qué estás jugando?

Niño 2 – A las bolitas.

Niño 1 – ¡Qué bueno! ¿Vamos a jugar en aquel cantero? (Señala un lugar fuera del escenario)

Niño 2 – Bueno, tomá. (Le convida una golosina)

Niño 1 – Gracias, ¿querés jugo?

Niño 2 – Bueno.

(Se retiran abrazados, comiendo y bebiendo juntos)


Cuarto Sketch: “Busco un corazón”

Música. Entra un grupo de mujeres y varones. Todos tienen medio corazón pegado en la remera. Caminan sin mirarse. A veces se observan de reojo. No quieren rozarse. Caminan retrocediendo. Se chocan. Se miran. Se sorprenden. Se agrupan los varones en un sector y las mujeres en otro. Cuchichean. Se mezclan nuevamente, etc. Estos movimientos los realizan mientras recitan un poema de amor. Se recomienda la poesía “Puentes” de Elsa Bornemann. Al finalizar el sketch quedan armados los corazones.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

SANGRE Y TIERRA

A los inmigrantes. A nuestras familias.

PERSONAJES:

Nieto - Abuelo - Alumnos - Mujer y dos hijos - Grupo de inmigrantes - Mujeres 1, 2, 3 y 4 - Mujer joven - Mujer mayor - Anciano -Obreros 1 y 2
Grupo de conservadores - Grupo de la U.C.R - Grupo de anarquistas -
Grupo de socialistas - Grupo de campesinos - Grupo de italianos - Grupo de españoles - Pareja con hijos


(En escena están el abuelo y su nieto)

Nieto – ¿Me contás abu la historia de tu papá?

Abuelo – ¿Y desde cuando tanto interés?

Nieto – La seño nos dijo que preguntáramos si teníamos inmigrantes en la
familia y yo le dije que tu papá nació en otro país.

Abuelo – Sí, es una larga historia, ¿querés que te la cuente?

Nieto – ¡Sí! ¡Y que se la cuentes a todos a mis compañeros del cole!

(Entran a escena un grupo de niños que rodean a abuelo)

Abuelo – En mil novecientos quince mi papá tenía unos doce años cuando
vino de Italia con su mamá y su hermana menor. La madre había quedado viuda. Ella era una campesina que trabajaba la tierra, pero la guerra en Europa hacía que escaseara el alimento, además tenía miedo que llamaran a su hijo para luchar, por eso tomó la decisión de venir a estas tierras.

(Desde la sala, entran una mujer y sus dos hijos. Cargan maletas)

Nieto – ¡Qué corajudos!

Alumno/a 1 – A mí no me gustaría tener que ir a vivir a otro país.

Abuelo – En esa época ellos no eran los únicos corajudos, ¡millones
de extranjeros llegaron a nuestro país!

Alumno/a 2 – ¡Tantos! ¿y por qué?

Abuelo – Las causas eran parecidas desde acá les prometían “hacerse la América”.

(Entran grupos de inmigrantes de diferentes nacionalidades con valijas, bolsas,
etc. Visten humildemente. Se ubican en un sector donde hay un cartel con la
inscripción: “Hotel de inmigrantes”)

Alumno/a 3 – ¿Y qué hacían cuando llegaban?

Abuelo – Pasaban unos cinco días en el hotel de los inmigrantes, en Bs. As. El
hotel todavía existe, pero funciona como museo. Allí dormían sobre catres, en el suelo, todos amontonados y debían conseguir rápidamente trabajo.

Alumno/a 4 – ¿Y su papá qué hizo?

Abuelo – Los primeros años se quedó en Bs. As. Se fueron a vivir con su mamá y su hermana a un conventillo.

Alumno /a 5 – ¿Y eso qué es?

Alumno /a 2 – ¿No sabés?, una casa grande con muchas habitaciones.

Alumno /a 6 – Sí, la seño nos contó que había un patio en común para todos.

Abuelo – Miren, más o menos vivían así ...

(Los inmigrantes del hotel se dividen en diferentes grupos, algunos con carteles
que dicen “nos vamos al litoral”; un grupo menor con carteles “nos vamos a la
Patagonia” y - los que quedan en escena - con un cartel que dice “nos
quedamos en Buenos Aires”. Este último grupo se ubica en un sector que
representa el patio de un conventillo donde tres mujeres cuelgan ropas.)

Mujer 1 – ¡Eh, usté, se ocupa toda la soga!.

Mujer 2 – ¡Qué metiche! Ahora sale co eso, dispués se le mete otra cosa, ¿por
qué no se ocupa de su vida?

Mujer 3 – (Burlona, a mujer 1) ¡E verdá lo que diche! Mire su vestido, ¿cuánto
hace que no lava?

Mujer 2 – (Se ríe) ¡Desde la última lluvia!

Mujer 1 – (Amenaza con el balde) ¡No se la permito! (la corre) ¡Me va a matar
del cuore!

Mujer 4 – (Barre el patio) ¡Eh, ustedes chiquilinas, tengan más respeto por las
canas. (Las corre con la escoba. Salen las cuatro de escena)

(Un grupo forma fila detrás de un cartel que dice “Baño”)

Mujer Joven – ¡Apúrese! (golpeando el cartel) ¡Tengo que ir a laburar!

Mujer Mayor – ¿Desde cuándo labura usté?

Anciano – ¿Por qué no me dejan pasar a mi primero?

Obrero 1 – (Lee el diario) Acá dice que se precisa un panadero, ¿vamos?

Obrero 2 – Yo no sé hacer eso, en mi país era pastor.

Obrero 1 – Acá va a tener que laburar de cualquier cosa.

(Se escucha una tarantela. Pasan al baño bailando al compás de la música. Se
retiran de escena)

Nieto – Como la vida en Buenos Aires les resultaba muy difícil, se fueron con
su mamá y su hermana al centro de la provincia, a trabajar en un campo donde estaban unos primos que habían venido antes.

Alumno/ a 6 – ¿Por qué era tan difícil la vida en la ciudad?

Abuelo – (Suspira) Pasaban muchas cosas. No era fácil conseguir trabajo, a
veces no les alcanzaba para pagar la pieza en el conventillo y para los que trabajaban en las fábricas la vida era muy dura. Así surgieron los sindicatos y algunos partidos que apoyaban a los trabajadores.

(Entran a escena, desde diferentes ángulos, grupos encabezados con carteles que los identifican)

Grupo Conservador – (Llevan un cartel “Conservadores”. Visten elegantemente) ¡Todo el poder debe estar en nuestras manos! (Aplausos)

Grupo U.C.R – ¡Basta de corrupción, pureza del sufragio y vigencia de la constitución! (Vivas y aplausos)

Grupo Anarquista – (Banderas negras y rojas) ¡Basta de patrones que exploten! ¡Basta de estado represor! ¡Que se levante el pueblo, único dueño del poder! (Vivas y aplausos)

Grupo Socialista – ¡Leyes en defensa de los obreros, jornadas de ocho horas, descanso semanal obligatorio! ¡A nacionalizarse los extranjeros y votar!

(Se retiran los grupos que representan a diferentes organizaciones políticas. Continúa la escena del abuelo y los chicos).

Nieto – Y cuando tu papá se fue a vivir al campo, ¿qué pasó?

Alumno /a 6 – ¡Ahí sí que lo habrán pasado bárbaro!

Abuelo – No tanto, había que trabajar la tierra de sol a sol y no se salvaba
nadie, ni las mujeres, ni los niños.

(Entran campesinos con espigas y herramientas. Trabajan al compás de la música. Al comienzo sus movimientos son enérgicos, luego muy lentos hasta quedar acostados, dormidos en el piso. Quedan unos segundos inmóviles. Se retiran lentamente)

Nieto – ¿Y cómo se conocieron tus padres?

Abuelo – En esos trabajos que papá hacía en el campo conoció a una
española muy linda que ordeñaba las vacas.

Alumno / a 3 – ¡Y se casaron!

Abuelo – No fue tan simple, porque la familia de mi padre quería que él se
casara con una italiana y la de mi madre que ella se casara con un español.

Alumno /a 2 – ¡Qué lío!

(Entra un grupo de italianos y uno de españoles, cada uno con sus trajes
típicos. Baila cada grupo una danza propia de su país, haciendo una especie
de competencia a través del baile. De a poco se van acercando unos a otros,
hacen una ronda intercalando un miembro de cada nacionalidad. Una joven española y un muchacho italiano quedan en el centro tomados de las manos. Se retiran bailando).

Abuelo – Finalmente, cuando ella fue mayor de edad, pudieron casarse.

Alumno /a 1 – ¡Y nació usted!

Abuelo – (Se ríe) No, todavía no. Yo soy el décimo de catorce hermanos.

Alumno /a 1 – ¡Cuántos!

Abuelo – Sí, formamos una gran familia.

(Entra una pareja con catorce hijos de distintas edades)

Nieto – Y vos abuelo, entonces, qué sos, ¿italiano o español?

Abuelo – (Sonríe) Tengo sangre italiana y española; como otros tienen sangre
rusa, vasca, portuguesa, francesa, india ... Muchos aromas, idiomas, creencias y colores crecieron en mi infancia, crecieron en esta tierra argentina, por eso soy ... (mira a los alumnos)

Alumnos – (A coro) ¡Argentino!




Otra vez se cierra el telón. Se volverá a abrir para recordar a los inmigrantes, para el día de la familia, hablar sobre la identidad, o... cuando vos tengas deseos de hacerla realidad.

TIHADA TE ENTREGA PARTE DE LA MAGIA, EL RESTO LO HACÉS VOS.

martes, 8 de septiembre de 2009

EL NIÑO AIRE

SI TE GUSTA ESTE TEXTO PARA REPRESENTARLO RECORDÁ QUE EL TEATRO ES ACCIÓN Y QUE LA EXPRESIÓN CORPORAL Y EL JUEGO SIEMPRE TIENEN QUE ESTAR PRESENTES.
UN TEXTO PARA HACER CON LOS MÁS GRANDES.


PERSONAJES: Niño Aire - Niños Robots - Hombres de Negro - Niños Aire

Niño Aire – Cuando nacemos venimos al mundo sanos de prejuicios.
Queremos mover las patitas y las movemos sin preguntarnos si queda bien o no, si el ritmo es adecuado o qué piensan los que nos miran.

(Entra un grupo de Niños Robots. Todos visten de manera diferente. Usan ropas coloridas y se mueven como desean. Cada uno a su ritmo, sin importar lo que hace el otro. No tienen que bailar de manera idéntica, sino danzar cada uno siguiendo su propio ritmo interno. Entra un grupo de diez personas, vestidas de negro. Llevan capas. Sus movimientos son rígidos, opuestos a los del otro grupo. Se acercan a los niños y les gritan)

Hombre de Negro 1 – ¡Caminá derecho!

Hombre de Negro 2 – ¡Sentate bien!

Hombre de Negro 3 – ¡Hablá despacio!

Hombre de Negro 4 – Uno detrás de otro.

Hombre de Negro 5 – Pensá como yo.

Todos los Hombres de Negro – ¡No! (Gritan cerca de los Niños Robots. Corren entre ellos asustándolos. Los envuelven con las capas) ¡No! ¡No!

(Los Hombres de negro corren hacia el fondo del escenario y quedan estáticos, de espaldas al público. Los niños se detienen, tapan sus oídos y se sacan las remeras, dejando al descubierto una remera de color negro. Música. Continúan moviéndose libremente con todo el cuerpo, excepto los brazos que moverán como robots. Regresan los Hombres de Negro)

Hombre de Negro 6 – (Ataca a los niños. Igual actitud que en la escena
anterior) ¡Cruzate de piernas!

Hombre de Negro 7 – ¡Tenés que ser hincha de mi cuadro!

Hombre de negro 8 – ¡Andá para allá!

Hombre de Negro 9 – ¡Vení para acá!

Hombre de Negro 10 – ¡Estudiá esta carrera!

Todos los Hombres de Negro – ¡No! (Los envuelven con sus capas, corren entre ellos. Retroceden y avanzan amenazantes) ¡No! ¡No!

(Se retiran. Los niños quedan inmóviles unos instantes, aturdidos. Se sacan las medias de colores y se ponen medias negras. Música. Moverán a la manera de robots los brazos y los pies. Regresan los Hombres de Negro. Igual actitud que en las escenas anteriores)

Hombre de Negro 1 – ¡ Ponete la campera!

Hombre de Negro 2 – ¡No!

Hombre de Negro 3 – ¡ Reíte despacio!

Hombre de Negro 4 – ¡No!

Hombre de Negro 5 – ¡ Prohibido llorar!

Hombre de Negro 6 – ¡No!

Hombre de Negro 7 – ¡Cortate el pelo!

Hombre de Negro 8 – ¡No!

Hombre de Negro 9 – ¡Dejate el pelo largo!

Hombre de Negro 10 – ¡No!

Todos los Hombres de Negro – (Van hacia la sala, se meten entre el
público) ¡No! ¡No! ¡No! (Regresan al fondo del escenario)

(Los niños quedan paralizados. Se observa temor en sus movimientos. Se
sacan los pantalones de colores y debajo tienen pantalones negros. Música. Todo el cuerpo se mueve como robots. Entran los Hombres de Negro y les colocan una capa a cada uno. Todos, en círculo, dan una vuelta caminando como robots. Entra el Niño Aire. Luce ropas de colores, un peinado original y se mueve como si fuera muy liviano, como de aire. Todos quedan detenidos. El Niño Aire baila en el centro del círculo. Realiza diferentes movimientos: vueltas carnero, camina con las manos, imita formas de animales y sonidos de la naturaleza. Los demás, lentamente, se le acercan. Lo levantan entre todos. Lo llevan fuera del escenario hasta el centro de la sala y lo dejan tirado.
Todos los Hombres de Negro regresan al escenario y quedan de espalda al público. El Niño Aire se sube a una escalera o tarima ubicada fuera del escenario. Habla al público).

Niño Aire – Vine al mundo como vos, moviendo las patitas libremente. Sano de prejuicios. No somos más que otros. No somos menos que otros. Somos maravillosamente diferentes. Jugá conmigo, invitame, dame un espacio, permitime ser, aceptame así.


(Entra un Grupo de Niños Aire, con ropas vistosas y movimientos armónicos. Suben al escenario al Niño Aire y despiden a los Hombres de Negro danzando alegremente, con pañuelos de colores, corazones, globos. Dicen frases como "sí a la alegría", "sí a lo diferente", "sí a la tolerancia", "sí al amor". Los Hombres de Negro se retiran asustados, los Niños Robots se colocan sus trajes coloridos y de a poco recuperan los movimientos libres que tenían al comienzo. Todos se unen y realizan una danza final).

lunes, 7 de septiembre de 2009

TIHADA TIENE UN DESEO...

A cien años del nacimiento de Javier Villafañe -cuando La Andariega anda recorriendo el espacio sideral- deseo que las historias que viajan en esta Virtual Andariega, recorran todos los rincones del planeta.
¡Gracias por ayudar con las riendas y el carro!
¡Acomodá la historia que más te guste y echala a andar!

ZORRO REY (Segunda parte)

Y CONTINÚA LA FUNCIÓN...

Zorro – ¿Creés que soy tan tonto para creerte por segunda vez? (El tigre le toca la espalda) ¿Eh? Me parece que esa linda patita la conozco.

Mono – (Riéndose) ¡Hoy no gana para sustos nuestro zorrito!

Tigre – (Fanfarrón) Lamento interrumpir la conversación con tus amigos.

Zorro – ¡Bienvenido tigrecito! ¿Qué lo trae por acá?

Tigre – Vine a comerte.

Zorro – ¡Oh!, qué sinceridad más brutal.

Tigre – Sinceridad que a vos te falta.

Zorro – Eso es lo que usted cree, yo soy capaz de decir grandes verdades.

Tigre – No te creo.

Zorro – Le juego que le digo dos verdades en menos de lo que cante un
gallo. Si logro hacerlo, ¿me deja ir?

Tigre – ¡Trato hecho!

Zorro – La primera verdad es que usted es muy fuerte y poderoso y puede devorarme de un bocado .

Tigre – Es verdad.

Zorro – La segunda, que yo soy un zorrito tontolón y no le gano a usted en nada.

Tigre – (Mostrando las garras) ¡Es verdad!

Gallo – ¡Cocorocó, cocorocó! ¡Dispará que estaba aguantando de no cantar! ¡Cocorocó!

Zorro – (Corre, el tigre detrás de él) ¡Gracias gallito, juro que no te molestaré más!

Gallo – ¡Cocorocó! ¡No te creo zorro traicionero! ¡Cocorocó!

(El zorro y el tigre salen de escena. El mono, el gallo y el loro han bajado de los árboles y juegan. El loro come choclos)

Loro – Soy el Lorito. Mi deseo que el zorro y el tigre se sigan peleando hasta el fin de los tiempos así yo sigo viviendo con mis plumas brillosas y mi lindo parloteo. El zorrito usa su astucia en defensa propia, otras veces sólo le hace bromas al tigre para divertirse y algunas veces, poquitas, mete el hocico para ayudar a otros.(Entran el tigre, un granjero y un caballo. El loro, el mono y el gallo se suben temerosos a los árboles)

Gallo – ¡Cocorocó! ¡A volar que viene el tigre!

Loro – ¡Lorito no quiere ser papita del tigre! ¡No quiere! ¡No quiere!

Mono – Para el tigre todo es papita, cualquier bicho que vuele, corra o
camine va a parar a su pancita.

Tigre – (Al granjero) Elija, tengo mucha hambre, ¿lo como a usted o a su
caballo?

Granjero – (De rodillas, suplicante) ¡Por favor tigre no comas al caballo, es el único animal que tengo para que me ayude a trabajar en la granja y es un fiel amigo!

Tigre – Entonces estás eligiendo que te coma a vos.

Granjero – No… no (tartamudeando) Pero… dejame unos días al animal
hasta que encuentre una solución.

(Entra el zorro. Escucha la conversación y se esconde detrás de un árbol)

Tigre – Te doy sólo unos minutos para que lo pienses, mi hambre no puede esperar.

Granjero – Me sentaré bajo este árbol a meditar. (Desde atrás el zorro le
habla)

Zorro – ¡Chist! ¡Chist! Acá, yo, el zorro. Vengo a salvarte de ese malvado
tigre.

Granjero – ( Disimulando) ¿Y cómo harás?, el tigre te comerá.

Zorro – ¡Yo cuento con una imaginación que esa bestia no posee! Acercate al tigre y haceme caso en todo lo que te diga.

(El granjero se acerca al tigre)

Tigre – ¿Ya lo pensaste?

Granjero – Estoy en eso.

(Aparece el zorro disfrazado de cazador. Se queda a una distancia prudencial para no ser reconocido)

Zorro – Buenos días buen granjero ¿Cómo anda?

Tigre – (Sorprendido) ¡No puede ser, el cazador por acá, qué mala pata!

Granjero – Bien señor cazador.

Zorro – Me alegro. Estoy buscando a un tigre para cazar.

Tigre – Ayyy, granjero querido sálveme de ese bandido.

Granjero – No he visto ninguno.

Zorro – ¿Y ese animal fiero que está a tu lado?

Tigre – Se refiere a tu caballo.

Granjero – Es mi caballo señor cazador.

Zorro – No, yo decía el otro, el que es más fiero que perder todo el dinero.



Granjero – ( El tigre amenaza con sus garras al campesino) Me parece que ve mal.

Zorro – Yo veo bien clarito a ese animal que tiembla como un cachorro
asustado

Tigre – ¿Asustado yo? Qué cazador agrandado.

Granjero – Es mi perro de caza.

Zorro – ¡ Pero que perro más grande!, justo lo que ando necesitando, ¿me lo prestaría por unos días?

Granjero – Sí, con mucho gusto.

Zorro – Póngalo en esa bolsa que veo a su lado por si me quiere morder.

Tigre – ¡No me vas a meter en una bolsa!

Granjero – Tengo que hacerlo para que no sospeche.

Tigre – (Resignado) Bueno, pero solo por un rato que tengo fobia al

encierro.

Granjero – (Mete al tigre y cierra la bolsa) ¡Así le parece bien señor cazador!

Zorro – ¡Cerrala más fuerte y ahora con este palo (se acerca) pegale hasta cansarte! (El zorro se saca el disfraz y se ríe a carcajadas) ¿Le gustó mi actuación tigre bobón?

Tigre – (Gruñe y se retuerce dentro de la bolsa) ¡Ya voy a escapar y los voy a agarrar!

Zorro – ¡Corramos! ¡Patita pa`qué te quiero! ( Se retiran el zorro, el granjero y su caballo. El mono, el loro y el gallo bajan de los árboles y juegan alrededor de la bolsa)

Loro – ¡Vuelo! ¡Vuelo! ¡Alitas pa`qué te quiero! (Risas)

Gallo – ¡Cocorocó! ¡Cocorocó! ¡Qué linda bolsa para guardar los huevos de las gallinitas! (Risas)

Mono – (Le pega con bananas) ¡Nunca creí vivir esto! ¡Ustedes son testigos mis amigos que yo, el monito, le pegué al tigre con las bananas! (Risas. Se suben a los árboles. Al tigre lo liberan un grupo de felinos. Se retiran)

Gallo – Podría anochecer , amanecer y volver a anochecer y amanecer,
quedarme ronco de tanto anunciar el alba, sin embargo las historias entre el tigre y el zorro no se acabarán. Pero no puedo dejar de contarles una en la que el tigre ve entrar al zorro en sus dominios, lo tuvo muy cerquita por largo rato, pero no pudo ni tocarle un pelito, pero no porque el zorro lo engañara como las veces anteriores, sino porque el propio Rey de la Selva, el león, así lo había ordenado. ¡Sí, escucharon bien! Resulta que el monarca enfermó y le aconsejaron que el zorro, que sabe de hierbas medicinales, podría curarlo. El león acudió en su ayuda.

( Entra muy orondo el zorro moviendo alegremente su cola)

Gallo – ¿Por qué está tan contento compadre?

Zorro – Veo algo verde que quiero comerme hace rato.

Mono – Lo único verde que veo son las hojas de estos bellos árboles.

Zorro – (Mirando al loro) Yo veo… veo algo verde con pico.

Mono – Serán lanzas.

Zorro – No compadre, tiene alas.

(Un grupo de diez felinos entran. Se colocan detrás del zorro)

Loro – ¡Yo veo veo, veinte bolitas verdes! ¿Usted las ve gallito?

Gallo – ¿Qué si las veo? ¡Bien clarito! Parecen ojos.

Zorro – ¿Ojos? (Se da vuelta) ¡Aaaah! ¡De ésta no me salvo! (Corre, los
felinos corren detrás de él. Lo levantan y se lo llevan. El zorro grita. El loro, el gallo y el mono se ríen. Los felinos llevan al zorro hasta el trono del león. A un costado está el tigre, perros de caza, un gato montés y otros felinos.)

Zorro – (Tiembla. Suplica) Por favor Señor León, mi Majestad, su presencia siempre he respetado, sálveme la vida se lo ruego.

León – Te mandé a buscar para que vos me salves la vida.

Zorro – (Sorprendido) ¿Yo? ¿De quién lo tengo que salvar mi señor?

León – De una enfermedad. Así como me ves, estoy muy enfermo, todas las noches tengo fiebre y me duelen todos los huesos. Ya ni ganas de comer tengo.

Zorro – ¡Qué suerte!

León – ¿Qué dijiste?

Zorro – Queee… qué suerte que estoy acá para curarlo, nadie como yo
conoce las virtudes medicinales de las hierbas. (Se pone a cortar hierbas.
Camina entre los animales que lo miran amenazantes, especialmente el tigre) Si usted sigue mis consejos al pie de la letra tendrá vida por largos felinos años mi querido Rey.

León – Espero que así sea, de lo contrario de aquí no salís con vida.

Zorro – Confíe en mi palabra. (Mira a su alrededor con picardía) Estas
plantas que tengo en mi mano son muy buenas, pero antes de comerlas
necesito la piel de… (todos los animales miran para otro lado o se esconden) ¡del tigre, por supuesto!

Tigre – (De rodillas) ¡Por favor zorro, zorrito! ¡Mil cosas te he perdonado, no me hagas esto!

Zorro – Yo no le hago nada mi querido tigre, es para salvar a nuestro Rey.

Rey – ¡Rápido! ¡La piel del tigre! (Los felinos titubean) ¡Rápido dije! ¡Quiero curarme!

Tigre – (Grita) ¡Ya me las pagarás zorro desgraciado! ¡Te cortaré en trocitos!

Rey – ¡Silencio tigre o será peor!

Zorro – (Fanfarrón) Qué mal humor, ¿verdad Majestad? (El zorro cubre con la piel al león. El tigre se retuerce de dolor) ¡Deberías estar contentos de hacerle un bien al Rey! Con estas hierbas se terminará de curar.

( El mono baja del árbol)

Mono – Así pasó la noche. Una noche larga donde todos vigilaban al
zorro que no hiciera ningún movimiento extraño. Deseaban que el Rey se
curase, pero también querían vengarse del zorro, especialmente el tigre que estaba dolorido y furioso. A la mañana siguiente, cuando salió el sol, el único que había dormido plácidamente era el Rey.

León – (Se despereza) ¡Bueno días queridos súbditos! ¡Qué hermosa
mañana!

Todos – Buenos días Majestad.

León – Me siento tan bien. (Se toca la cabeza) Pero… ¡ya no tengo fiebre!
¡Ni me duelen los huesos! ¡Y tengo mucha hambre! (Mira al zorro y le muestra los dientes) ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja! No tengas miedo zorrito, tengo todos los manjares que desee a mi disposición, a vos no te haré nada, al contrario, como estoy muy agradecido, antes de irte puedes pedirme lo que quieras.

Zorro – Gracias Majestad, yo sabía que usted es muy generoso, por eso me atrevo a pedirle que parte de su ejército me acompañe mientras viva ya que por curarlo me he ganado muchos enemigos.

León – Me parece muy razonable (a uno de los felinos) andá a buscar a los guardias más valientes que les daré una misión.

Todos los animales – (Gritan y hablan al mismo tiempo) ¡No puede ser! ¡No es justo! ¡Este zorro siempre nos engañó!

León – ¡Silencio! ¡Es una decisión que no tiene discusión!

(Entra un grupo de felinos vestidos como soldados)

León – Soldados de mi Reino tienen desde hoy la misión de cuidar de todo peligro a este zorro como si fuese mi hijo.

Felino soldado – ¿Su hijo? No se le parece.

León – ¡Cállese la boca ignorante, es una forma de decir! (El zorro disimula la risa) y ahora a marchar.

Felinos soldados – ¡Sí, Majestad! (Toman al zorro y lo llevan en andas)

Zorro – ¡Adiós Majestad! ¡Ha sido un placer!

(Música triunfal. Dan una vuelta los felinos llevando al zorro que saluda al gallo, al loro y al mono. Se detienen en el centro del escenario. Entra un zorro muy viejecito, encorvado y se sostiene con la rama de un árbol)

Zorro anciano – (Olfatea) A esto le siento mal olor, no me gusta nada.

Zorro – ¿Por qué?

Zorro anciano – No es bueno ser arrogante y creerse lo que uno no es,
porque tarde o temprano, volverá al llano.

Zorro – ¡Yo no escucho consejos de un zorro viejo!

Zorro anciano – Mirá que el zorro vale por zorro, pero más vale por viejo.

(El zorro viejo se retira. Última vuelta triunfante del zorro saludando al público)



¡SE CIERRA EL TELÓN
Y LOS PERSONAJES ESPERAN
UNA NUEVA FUNCIÓN!

sábado, 5 de septiembre de 2009

¡TEATROBLOG ABRE EL TELÓN!

SE ACERCAN ALGUNAS FIESTAS QUE SON UNA BUENA OPORTUNIDAD PARA REPRESENTAR UNA OBRA CON LOS CHICOS.

LA PRIMAVERA, EL DÍA DE LA FAMILIA, LA TRADICIÓN...¡TODO ES UNA BUENA OCASIÓN PARA EXPRESARNOS, MOSTRAR LO QUE HACEMOS, PASAR UN BUEN MOMENTO, COMPARTIR!

EL PÍCARO ZORRO, EL TIGRE, EL GALLITO, EL LORO... TODOS ESTÁN DESEOSOS DE QUE LES DES VIDA.

¡TIHADA TE ENTREGA PARTE DE LA MAGIA, EL RESTO LO HACÉS VOS!

ZORRO REY (Primera Parte)

(VERSIÓN LIBRE BASADA EN DIFERENTES CUENTOS POPULARES SOBRE EL ZORRO)

PERSONAJES :Mono-Zorro-Loro-Gallo-Tigre-Granjero-Caballo- Felinos-León-Grupo de felinos-Grupo de perros de caza-Gato montés Grupo de felinos soldados-Zorro anciano

(La escenografía representa una selva. Hay muchos árboles. En uno de ellos está subido un loro, en otro un mono y en una rama más baja, un gallo. En un un trono está el león. Lo rodea un séquito integrado por animales felinos que duermen a sus pies. También hay perros de caza y
un gato)

Mono – Es muy conocida la rivalidad que hay entre el zorro y el tigre.
Las historias entre ellos han recorrido el mundo: Grecia, Turquía,España, Francia y, por supuesto, todo nuestro continente americano.El tigre con sus garras y sus dientes puede atrapar fácilmente al zorro y devorarlo. Pero el zorrito, más débil y pequeño, se valdrá de mil astucias que he visto con mis propios ojos, para no quedar atrapado entre las fauces del felino.

(Entra el zorro, coqueteando con su cola. Camina entre los árboles)

Loro – ¡Buen día don zorro! ¡Buen día don zorro! Papita p’al loro, ¡sí! El loro papita p’al zorro ¡no! Papita p’al zorro ¡no!

Gallo – Cocorocó, cocorocó, ¿qué raro don zorro tan temprano, está
buscando comida por acá?

Mono – ¿Quiere una banana don zorro?

Zorro – No se equivoque compadre yo no como esas cosas, además hoy
desayuné temprano y estoy bien lleno. Mire, todavía ando con los restos de tan rico alimento. (Muestra unas plumas de gallina y una cresta de gallo. El mono se ríe)

Gallo – Cocorocó, cocorocó, ¡del zorro ladino me cuido yo! ¡Cocorocó!

Zorro – Voy a recostarme bajo este árbol así que no moleste con su “cocó” “cocó”, ni usted (al loro) ave charlatana vaya a despertarme o serán mi almuerzo este mediodía.

Loro – ¡Papita p’al zorro! no; lorito shhh, silencio, ¡papita p’al zorro no!

(El zorro se acuesta. Entra el tigre. Camina desafiante, haciendo gala de su fuerza y poder)

Loro – ¡Shhh! (para sí) ¡No digas nada lorito! ¡Silencio! (Se ríe)

Gallo – ¡Shhh! (para sí) ¡No digas nada gallito! ¡Silencio! (Se ríe)

(El tigre se acerca lentamente, agazapado, da una vuelta alrededor del árbol.Toca los pelos del zorro. Se relame)

Tigre – Ahora sí que no te me escapás zorrito, pero no te comeré enseguida, he esperado tanto este momento que lo disfrutaré largas horas, je, je, je.

(El zorro abre un ojo. El tigre no lo ve)

Zorro – (Movimiento de espantar moscas) ¡Dejen de molestar bichos!
¿Quiénes son tan atrevidos de picarme el día que se va a terminar el mundo?

(El tigre se sorprende. Escucha atentamente) Vendrá un gran ventarrón que barrerá con todo el bosque, ni un árbol quedará en pie… Bueno (imita un llanto) espero que esté en lo cierto la sabia lechuza con el secreto que me contó, es la única forma de salvarme. Un secreto que no se lo contaré a nadie.

Tigre – (El tigre ruge estruendosamente. Toma del cuello al zorro y lo
arrincona)¡ Decime cuál es ese secreto ahora, o no verás más el sol ni las
estrellas!

Zorro – ¡Qué sorpresa mi querido amigo! Lamentablemente ningún ser vivo verá el sol ni las estrellas nunca más.

Tigre – ¡No te hagas el zorro conmigo, escuché todo lo que decías!

Zorro – Perdone que lo corrija: no me hago, soy un zorro y en cuanto a lo
que decía, no sé de qué me está hablando.

Tigre – (Ruge. Muestra sus dientes y garras) ¡Basta de mentiras que tu
lengua esta vez no te salvará! ¿Qué secreto te dijo la lechuza?

Zorro – Ah, era eso… perdóneme pero no se lo puedo decir compadre, es
algo muy valioso que, tal vez, me salve la vida.

Tigre – Si no me lo decís ahora, ni un solo pelo te quedará sano.

Zorro – A nadie le quedará un pelito, ni a usted don tigre, cuando llegue en pocas horas el gran ventarrón… (intrigante) a no ser que…

Tigre – ¡A no ser que qué…! ¡Hablá antes de que llegue!

Zorro – ¿Que llegue quién?

Tigre – ¡El gran ventarrón! ¡Hablá o te mato ahora mismo! (Lo atrapa entre sus patas)

Zorro – Buee… noo… si usted quiere saberlo, sólo por la amistad que nos
une se lo digo.

Tigre – ¡Diga! ¡Diga!

Zorro – (En tono confidencial) La lechuza me contó que, cuando se desate la tormenta, sólo un árbol quedará a salvo y si uno no quiere morir debe atarse mientras dure el vendaval, al único árbol que quedará en pie.

Tigre – ¿Y cuál es ese árbol sagrado?

Zorro – Justamente éste en el que usted me encontró descansando antes de atarme a él.

Tigre – ¿Y cómo te ibas a atar?

Zorro – (Busca una soga detrás del árbol) Con esta piola que me dio la
lechuza.

Tigre – (Le arrebata la soga) ¡Dame eso! Y rapidito atame al árbol antes
que…

Zorro – Yo podría atarme junto a usted.

Tigre – ¡Qué idea más ridícula! ¡Me reiré al verte volar por los aires! (El zorro comienza a atarlo) ¡Atame bien fuerte! ¡je, je! ¡Parecerás un ave, pero con pelos! ¡je, je! ¡Será mejor que comerte ver como sufrís!

Zorro – (Imitando un llanto) ¡Déjeme don tigre, por favor, déjeme atarme a mí también!

Tigre – ¡Dejate de tonterías y atame bien fuerte!

Zorro – (Da muchas vueltas alrededor del árbol, sujetando bien al tigre) ¿Así está bien querido amigo, único sobreviviente de la selva?

Tigre – Está bien, no me desata ni Dios. (Besa el árbol) ¡Mi árbol salvador!

Zorro – (Suspira. Se seca la transpiración) ¡Ya lo creo, arbolito salvador que me sacaste de este apuro! (Se ríe a carcajadas, agarrándose la panza)

Tigre – ¿De qué te reís?

Zorro – (A lo lejos) ¡Que ese árbol me salvó, pero no del viento sino de sus garras! (Se retira riéndose a carcajadas. El monito baja del árbol. Se ríe y hace morisquetas al tigre. El tigre ruge ferozmente.)

Gallo – El tigre camina muy orgulloso de su fuerza, coco coco, pero por lo
que vemos, sin inteligencia, por más músculos que tenga de poco le servirá.El tigre logró desatarse después de muchos días gracias a la ayuda que le dieron otros colmilludos.

(Se retira el tigre y los dos felinos que lo desataron. Ingresa el zorro y ve al Gallo peinando sus plumas y mirándose en un espejo de agua. El zorro se le acerca sigiloso)

Loro – ¡Cuidado gallito, cuidado! ¡Papita p’al zorro! ¡Cuidado!

Gallo – (Ve al zorro. Corre. El zorro lo alcanza) ¡Con usted no se puede vivir tranquilo!

Zorro – (Tomándolo del cuello) ¿Por qué no vivís en una granja?, este no es tu lugar gallito pretencioso.

Gallo - (Disfónico) ¡Porque usted le comió todas los huevos y las
gallinas al granjero que se tuvo que ir a vivir a la ciudad, lejos de aquí, por su culpa!

Zorro – No me culpes de la debilidad de los otros. Mirame a mí, a nada ni a nadie le temo.

Gallo – ¿Está seguro don zorro?

Zorro – ¡Segurísimo!

Gallo – Tampoco a aquellos cien perros de caza que vienen a toda carrera hacia acá.

(El zorro, sorprendido, suelta al gallo y se da vuelta para ver a los perros. El gallito escapa. El mono y el loro se ríen)

Mono – ¿Quiere una banana don zorro para pasar el mal rato? (Se ríe)

Loro – ¡Zorro no tiene papita! ¡Gallito no es papita p’al zorro!

Gallo – (Burlón) ¡Vuele si puede! ¡Venga, venga, alcánceme!

Zorro – (Enojado) ¡Cierre el pico bicho con pretenciones de ave! ¡Su vuelo es corto y bajo!

Gallo – Pero mis aspiraciones son como el vuelo de un cóndor.

Zorro – ¿De qué le sirve si jamás lo alcanzará?

Gallo – Tal vez no, pero viviré con un sueño, no como usted que solo piensa en comer y dormir.

Mono – Y en engañar al tigre. (Se ríe)

Gallo – Que está viniendo para acá.


¿SERÁ VERDAD? ... PRONTO TE ENTERARÁS
PORQUE ESTA HISTORIA CONTINUARÁ...

martes, 1 de septiembre de 2009

LOS OBJETOS DE DROME

Septiembre, un mes para saludar y demostrar nuestro cariño a aquellos maestros, profesores, auxiliares, secretarios, bibliotecarios...que son importantes en nuestra vida. Septiembre, un mes para regalarles un cuento.



A los chicos les gustan los maestros jóvenes, solía decir el señor Drome, por eso había decidido que era tiempo de jubilarse. Cuando entró a 5to B pensó que ese era el último grupo de alumnos que tendría.
Cada maestro tiene su particularidad que los alumnos se encargan de descubrir y amplificar. La del señor Drome estaba a la vista de todos, por lo cual tenía su popular apodo con el que era conocido no sólo por los estudiantes, sino por sus colegas. Incluso se sospechaba que aquello de “dromedario” había surgido de la sala de docentes, más que del recreo juvenil.
Durante los dos primeros meses del año el maestro despertó estos sentimientos en sus alumnos:
La risa, producto de la burla fácil.
El miedo a la fealdad. Las brujas y ogros siempre son espantosos, como si lo externo estuviese directamente relacionado a una brutalidad interna, es decir, una fealdad merecida.
Y finalmente asco a lo que imaginaban, porque el maestro no daba clases en cueros, sino que llevaba una camisa religiosamente prendida hasta el último botón y un saco que, aún en primavera, se encargaba de cubrir su giba.
Llegando mayo las cosas cambiaban, Drome empezaba a ser querible. Su carácter indiferente al bullicio de la clase y la manera respetuosa de tratarlos los iba conquistando.
Para Junio todos adoraban al maestro. Fue por aquella época que ocurrió lo que sólo los de 5t0 B saben. En la tercera hora un grupo pasó a exponer sobre las cadenas alimenticias. Habían estudiado poco y explicaban el tema yendo de error en error que el maestro iba corrigiendo amablemente, hasta que una de las nenas dijo:
– ­Al orden de los descompuestos pertenecen los hongos y las… ¡las panteras!
El maestro quiso aclarar “bacterias”, pero una risa suave que se convirtió en carcajada le impidió intervenir. Toda la clase lo miró desconcertada ante la risa espontánea de Drome. Cuando tocó el timbre, el maestro se secó las lágrimas con los puños de la camisa y se retiró del aula antes que los chicos.
Los alumnos miraban confusos como Drome se iba alegremente al frío recreo del invierno. En ese momento algo amarillento y arrugado asomó desde su espalda y cayó pesadamente, una caída extraña para un pañuelo. Rafael fue el primero en tomarlo y todos leyeron: “tu mamá”, bordado con hilo azul en un extremo de la tela. El pañuelo pasó de mano en mano y después de muchas discusiones tomaron una decisión:
– Vamos a darle una sorpresa al profe, le entregamos el pañuelo lavado y perfumado -dijo Gabriela que era muy detallista.
– Estoy de acuerdo -opinó Miguel - pero que esto sea una idea de nosotros, ni los padres tienen que enterarse.
Gabriela lavó el pañuelo cuando la familia se fue a dormir y sin prender la luz del patio lo colgó en el cordel. Todo estaba saliendo según lo planeado, pero a la madrugada se levantó un fuerte viento que hizo desaparecer la frágil tela.
Gabriela llegó a la escuela muy preocupada y no le quedó otra opción que contarles lo ocurrido a sus compañeros, quienes la trataron de inútil y otros adjetivos que no son para repetir.
La historia del pañuelo y su pérdida estaba casi olvidada por el grupo cuando sucedió otro hecho inesperado. Era un día lluvioso, los pisos estaban resbaladizos y los porteros echaron aserrín para evitar las caídas. Inés, la secretaria, entró al aula calzando sus famosos tacos aguja. El aserrín no impidió que la señorita patinara y cayera de cabeza entre los pies de Drome. Inés huyó del aula, dejando registros y otros papeles desparramados. Los chicos no aguantaban la risa y se tapaban la cara con sus carpetas. La primera carcajada que se escuchó salió de la boca de Drome, quien se retiró del aula llevando los papeles apoyados en su panza, mientras inclinaba el torso para reírse con más ganas. Entonces ocurrió lo que vio toda la clase, un sobre ajado cayó desde la espalda del maestro. Los chicos leyeron claramente “Para Ángel”. La curiosidad los llevó a leer aquella carta de despedida que una tal Ofelia escribió al maestro. “…a pesar de nuestro amor tengo que obedecer a mi padre“, finalizaba. La carta tenía fecha del año 1953. Para los chicos era algo muy lejano, todavía no habían nacido y el hombre no había llegado a la Luna, ¡pero Drome en esa época tenía novia!
– Deberíamos llamarlo Dino – dijo Ramiro mientras las chicas, entre lágrimas, le advirtieron que no estaban para chistes después de una historia tan romántica.
– ¿Y qué hacemos con la carta? -preguntó Yanina.
– Que uno de nosotros la guarde y se la entregamos mañana –propuso Miguel que era muy decidido.
Realizaron una votación para determinar quién la guardaba hasta el día siguiente. El más votado fue Lautaro por ser muy responsable. Pero quiso el destino que cuando el niño bajaba del auto de su papá la carta se le cayera en el agua que -a causa de la lluvia- corría con la fuerza de una catarata y desembocaba en la boca de tormenta.
A partir de entonces, por un motivo u otro, el circunspecto maestro se reía todos los días y al retirarse de la clase algo se deslizaba por su espalda: un reloj oxidado que había pertenecido a su abuelo, trozos de juguetes de madera o un disco de pasta fueron algunos de los objetos que caían en las baldosas del aula.
A pesar de la buena voluntad de los chicos las cosas siempre desaparecían, como aquel diario íntimo que quedó convertido en cenizas después del misterioso incendio en la casa de María.
Ente tantos acontecimientos el año pasó rápido y llegó el último día de clases. El maestro les entregó los boletines y se despidió diciéndoles:
– Gracias a ustedes me he reído mucho este año… ¡aah! –suspiró- me siento muy liviano.
El ventanal se abrió repentinamente y el cuerpo del maestro se unió al viento. Los chicos se quedaron mirando a través de la ventana, estaban boquiabiertos no porque el profe pudiera volar, sino porque su joroba había desaparecido.