lunes, 7 de septiembre de 2009

ZORRO REY (Segunda parte)

Y CONTINÚA LA FUNCIÓN...

Zorro – ¿Creés que soy tan tonto para creerte por segunda vez? (El tigre le toca la espalda) ¿Eh? Me parece que esa linda patita la conozco.

Mono – (Riéndose) ¡Hoy no gana para sustos nuestro zorrito!

Tigre – (Fanfarrón) Lamento interrumpir la conversación con tus amigos.

Zorro – ¡Bienvenido tigrecito! ¿Qué lo trae por acá?

Tigre – Vine a comerte.

Zorro – ¡Oh!, qué sinceridad más brutal.

Tigre – Sinceridad que a vos te falta.

Zorro – Eso es lo que usted cree, yo soy capaz de decir grandes verdades.

Tigre – No te creo.

Zorro – Le juego que le digo dos verdades en menos de lo que cante un
gallo. Si logro hacerlo, ¿me deja ir?

Tigre – ¡Trato hecho!

Zorro – La primera verdad es que usted es muy fuerte y poderoso y puede devorarme de un bocado .

Tigre – Es verdad.

Zorro – La segunda, que yo soy un zorrito tontolón y no le gano a usted en nada.

Tigre – (Mostrando las garras) ¡Es verdad!

Gallo – ¡Cocorocó, cocorocó! ¡Dispará que estaba aguantando de no cantar! ¡Cocorocó!

Zorro – (Corre, el tigre detrás de él) ¡Gracias gallito, juro que no te molestaré más!

Gallo – ¡Cocorocó! ¡No te creo zorro traicionero! ¡Cocorocó!

(El zorro y el tigre salen de escena. El mono, el gallo y el loro han bajado de los árboles y juegan. El loro come choclos)

Loro – Soy el Lorito. Mi deseo que el zorro y el tigre se sigan peleando hasta el fin de los tiempos así yo sigo viviendo con mis plumas brillosas y mi lindo parloteo. El zorrito usa su astucia en defensa propia, otras veces sólo le hace bromas al tigre para divertirse y algunas veces, poquitas, mete el hocico para ayudar a otros.(Entran el tigre, un granjero y un caballo. El loro, el mono y el gallo se suben temerosos a los árboles)

Gallo – ¡Cocorocó! ¡A volar que viene el tigre!

Loro – ¡Lorito no quiere ser papita del tigre! ¡No quiere! ¡No quiere!

Mono – Para el tigre todo es papita, cualquier bicho que vuele, corra o
camine va a parar a su pancita.

Tigre – (Al granjero) Elija, tengo mucha hambre, ¿lo como a usted o a su
caballo?

Granjero – (De rodillas, suplicante) ¡Por favor tigre no comas al caballo, es el único animal que tengo para que me ayude a trabajar en la granja y es un fiel amigo!

Tigre – Entonces estás eligiendo que te coma a vos.

Granjero – No… no (tartamudeando) Pero… dejame unos días al animal
hasta que encuentre una solución.

(Entra el zorro. Escucha la conversación y se esconde detrás de un árbol)

Tigre – Te doy sólo unos minutos para que lo pienses, mi hambre no puede esperar.

Granjero – Me sentaré bajo este árbol a meditar. (Desde atrás el zorro le
habla)

Zorro – ¡Chist! ¡Chist! Acá, yo, el zorro. Vengo a salvarte de ese malvado
tigre.

Granjero – ( Disimulando) ¿Y cómo harás?, el tigre te comerá.

Zorro – ¡Yo cuento con una imaginación que esa bestia no posee! Acercate al tigre y haceme caso en todo lo que te diga.

(El granjero se acerca al tigre)

Tigre – ¿Ya lo pensaste?

Granjero – Estoy en eso.

(Aparece el zorro disfrazado de cazador. Se queda a una distancia prudencial para no ser reconocido)

Zorro – Buenos días buen granjero ¿Cómo anda?

Tigre – (Sorprendido) ¡No puede ser, el cazador por acá, qué mala pata!

Granjero – Bien señor cazador.

Zorro – Me alegro. Estoy buscando a un tigre para cazar.

Tigre – Ayyy, granjero querido sálveme de ese bandido.

Granjero – No he visto ninguno.

Zorro – ¿Y ese animal fiero que está a tu lado?

Tigre – Se refiere a tu caballo.

Granjero – Es mi caballo señor cazador.

Zorro – No, yo decía el otro, el que es más fiero que perder todo el dinero.



Granjero – ( El tigre amenaza con sus garras al campesino) Me parece que ve mal.

Zorro – Yo veo bien clarito a ese animal que tiembla como un cachorro
asustado

Tigre – ¿Asustado yo? Qué cazador agrandado.

Granjero – Es mi perro de caza.

Zorro – ¡ Pero que perro más grande!, justo lo que ando necesitando, ¿me lo prestaría por unos días?

Granjero – Sí, con mucho gusto.

Zorro – Póngalo en esa bolsa que veo a su lado por si me quiere morder.

Tigre – ¡No me vas a meter en una bolsa!

Granjero – Tengo que hacerlo para que no sospeche.

Tigre – (Resignado) Bueno, pero solo por un rato que tengo fobia al

encierro.

Granjero – (Mete al tigre y cierra la bolsa) ¡Así le parece bien señor cazador!

Zorro – ¡Cerrala más fuerte y ahora con este palo (se acerca) pegale hasta cansarte! (El zorro se saca el disfraz y se ríe a carcajadas) ¿Le gustó mi actuación tigre bobón?

Tigre – (Gruñe y se retuerce dentro de la bolsa) ¡Ya voy a escapar y los voy a agarrar!

Zorro – ¡Corramos! ¡Patita pa`qué te quiero! ( Se retiran el zorro, el granjero y su caballo. El mono, el loro y el gallo bajan de los árboles y juegan alrededor de la bolsa)

Loro – ¡Vuelo! ¡Vuelo! ¡Alitas pa`qué te quiero! (Risas)

Gallo – ¡Cocorocó! ¡Cocorocó! ¡Qué linda bolsa para guardar los huevos de las gallinitas! (Risas)

Mono – (Le pega con bananas) ¡Nunca creí vivir esto! ¡Ustedes son testigos mis amigos que yo, el monito, le pegué al tigre con las bananas! (Risas. Se suben a los árboles. Al tigre lo liberan un grupo de felinos. Se retiran)

Gallo – Podría anochecer , amanecer y volver a anochecer y amanecer,
quedarme ronco de tanto anunciar el alba, sin embargo las historias entre el tigre y el zorro no se acabarán. Pero no puedo dejar de contarles una en la que el tigre ve entrar al zorro en sus dominios, lo tuvo muy cerquita por largo rato, pero no pudo ni tocarle un pelito, pero no porque el zorro lo engañara como las veces anteriores, sino porque el propio Rey de la Selva, el león, así lo había ordenado. ¡Sí, escucharon bien! Resulta que el monarca enfermó y le aconsejaron que el zorro, que sabe de hierbas medicinales, podría curarlo. El león acudió en su ayuda.

( Entra muy orondo el zorro moviendo alegremente su cola)

Gallo – ¿Por qué está tan contento compadre?

Zorro – Veo algo verde que quiero comerme hace rato.

Mono – Lo único verde que veo son las hojas de estos bellos árboles.

Zorro – (Mirando al loro) Yo veo… veo algo verde con pico.

Mono – Serán lanzas.

Zorro – No compadre, tiene alas.

(Un grupo de diez felinos entran. Se colocan detrás del zorro)

Loro – ¡Yo veo veo, veinte bolitas verdes! ¿Usted las ve gallito?

Gallo – ¿Qué si las veo? ¡Bien clarito! Parecen ojos.

Zorro – ¿Ojos? (Se da vuelta) ¡Aaaah! ¡De ésta no me salvo! (Corre, los
felinos corren detrás de él. Lo levantan y se lo llevan. El zorro grita. El loro, el gallo y el mono se ríen. Los felinos llevan al zorro hasta el trono del león. A un costado está el tigre, perros de caza, un gato montés y otros felinos.)

Zorro – (Tiembla. Suplica) Por favor Señor León, mi Majestad, su presencia siempre he respetado, sálveme la vida se lo ruego.

León – Te mandé a buscar para que vos me salves la vida.

Zorro – (Sorprendido) ¿Yo? ¿De quién lo tengo que salvar mi señor?

León – De una enfermedad. Así como me ves, estoy muy enfermo, todas las noches tengo fiebre y me duelen todos los huesos. Ya ni ganas de comer tengo.

Zorro – ¡Qué suerte!

León – ¿Qué dijiste?

Zorro – Queee… qué suerte que estoy acá para curarlo, nadie como yo
conoce las virtudes medicinales de las hierbas. (Se pone a cortar hierbas.
Camina entre los animales que lo miran amenazantes, especialmente el tigre) Si usted sigue mis consejos al pie de la letra tendrá vida por largos felinos años mi querido Rey.

León – Espero que así sea, de lo contrario de aquí no salís con vida.

Zorro – Confíe en mi palabra. (Mira a su alrededor con picardía) Estas
plantas que tengo en mi mano son muy buenas, pero antes de comerlas
necesito la piel de… (todos los animales miran para otro lado o se esconden) ¡del tigre, por supuesto!

Tigre – (De rodillas) ¡Por favor zorro, zorrito! ¡Mil cosas te he perdonado, no me hagas esto!

Zorro – Yo no le hago nada mi querido tigre, es para salvar a nuestro Rey.

Rey – ¡Rápido! ¡La piel del tigre! (Los felinos titubean) ¡Rápido dije! ¡Quiero curarme!

Tigre – (Grita) ¡Ya me las pagarás zorro desgraciado! ¡Te cortaré en trocitos!

Rey – ¡Silencio tigre o será peor!

Zorro – (Fanfarrón) Qué mal humor, ¿verdad Majestad? (El zorro cubre con la piel al león. El tigre se retuerce de dolor) ¡Deberías estar contentos de hacerle un bien al Rey! Con estas hierbas se terminará de curar.

( El mono baja del árbol)

Mono – Así pasó la noche. Una noche larga donde todos vigilaban al
zorro que no hiciera ningún movimiento extraño. Deseaban que el Rey se
curase, pero también querían vengarse del zorro, especialmente el tigre que estaba dolorido y furioso. A la mañana siguiente, cuando salió el sol, el único que había dormido plácidamente era el Rey.

León – (Se despereza) ¡Bueno días queridos súbditos! ¡Qué hermosa
mañana!

Todos – Buenos días Majestad.

León – Me siento tan bien. (Se toca la cabeza) Pero… ¡ya no tengo fiebre!
¡Ni me duelen los huesos! ¡Y tengo mucha hambre! (Mira al zorro y le muestra los dientes) ¡Ja!, ¡Ja!, ¡Ja! No tengas miedo zorrito, tengo todos los manjares que desee a mi disposición, a vos no te haré nada, al contrario, como estoy muy agradecido, antes de irte puedes pedirme lo que quieras.

Zorro – Gracias Majestad, yo sabía que usted es muy generoso, por eso me atrevo a pedirle que parte de su ejército me acompañe mientras viva ya que por curarlo me he ganado muchos enemigos.

León – Me parece muy razonable (a uno de los felinos) andá a buscar a los guardias más valientes que les daré una misión.

Todos los animales – (Gritan y hablan al mismo tiempo) ¡No puede ser! ¡No es justo! ¡Este zorro siempre nos engañó!

León – ¡Silencio! ¡Es una decisión que no tiene discusión!

(Entra un grupo de felinos vestidos como soldados)

León – Soldados de mi Reino tienen desde hoy la misión de cuidar de todo peligro a este zorro como si fuese mi hijo.

Felino soldado – ¿Su hijo? No se le parece.

León – ¡Cállese la boca ignorante, es una forma de decir! (El zorro disimula la risa) y ahora a marchar.

Felinos soldados – ¡Sí, Majestad! (Toman al zorro y lo llevan en andas)

Zorro – ¡Adiós Majestad! ¡Ha sido un placer!

(Música triunfal. Dan una vuelta los felinos llevando al zorro que saluda al gallo, al loro y al mono. Se detienen en el centro del escenario. Entra un zorro muy viejecito, encorvado y se sostiene con la rama de un árbol)

Zorro anciano – (Olfatea) A esto le siento mal olor, no me gusta nada.

Zorro – ¿Por qué?

Zorro anciano – No es bueno ser arrogante y creerse lo que uno no es,
porque tarde o temprano, volverá al llano.

Zorro – ¡Yo no escucho consejos de un zorro viejo!

Zorro anciano – Mirá que el zorro vale por zorro, pero más vale por viejo.

(El zorro viejo se retira. Última vuelta triunfante del zorro saludando al público)



¡SE CIERRA EL TELÓN
Y LOS PERSONAJES ESPERAN
UNA NUEVA FUNCIÓN!

5 comentarios:

  1. está bueno para los profesores de teatro, le voy a comentar a Beltrán.

    ResponderEliminar
  2. Me comentaron sobre esta obra, está muy buena. Saludos! Beltrán

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Realmente divertida y ocurrente,amiga.
    Mi felicitación y mi abrazo.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  5. Gracias María Jesús por tu grandeza al valorar los textos de los demás (lo aprecio en todos los blogs que coincidimos) y leer hasta los últimos detalles. Gracias por esa dedicación.
    Un fuerte abrazo!!!

    ResponderEliminar