VERSADOS EN VERSOS

En los cuartos de final…un cuento que no es cuento.

Los señores Novella, Sapienza y Verzini de cualquier tema que hablen lo hacen en un tono amable, pausado, risueño. Pero hay un argumento en el que cada uno se cree único experto, un erudito que no piensa dejarle el puesto ni por un segundo al otro, ese tema son los gatos.
Cada uno tiene un gato y efectivamente ese es el punto de competencia de los amigos. Nunca se los va a oír rivalizar por insignificancias como quién recuerda el verso que recitó en primer grado, o quién conserva más cantidad de dientes propios. El tema por el que las venas parecen que se les van a escapar por los ojos es determinar cuál tiene el gato más capacitado, original y sorprendente.
El señor Verzini tiene una perfumería y allí se reúnen todas las tardecitas a charlar. Si uno va a comprar en un momento de acalorada exacerbación de las virtudes de los gatunos, jamás logrará que le vendan algo, pero podrá escuchar conversaciones como esta:


Señor Sapienza – Mi gato Cabeza con la lana empezó haciendo garabatos, ahora escribe en cuatro idiomas y le enseña a las palomas.

Señor Verzini­ – Ni les cuento de mi Micifuz que de un solo salto se sube a la punta del obelisco, y sin haberlo adiestrado se lanza dando 70 vueltas en el aire y cae siempre parado.

Señor Novella – Que un gato caiga parado no es ninguna novedad, lo difícil es caerle bien a la vecindad y para eso mi gata Malena es una experta, se ha ganado el aplauso de todos lustrando tejados con una franela y pintando chimeneas con la lengua.


Si uno necesita desodorante o crema de enjuague tal vez llegue en el momento oportuno para interiorizarse de lo que es capaz de hacer un gato, al menos de lo que es capaz para su dueño.
Estas comparaciones se hacen más acaloradas y grandilocuentes si se trata de las capacidades innatas de los gatos con la pelota entre las garras. Las jugadas y destrezas que hacen los gatitos son de este estilo:


Señor Verzini – La hazaña más sorprendente de mi Micifuz fue cuando hizo un gol empujando con los bigotes y la pelota saltó en el escote de una señora que a cien cuadras pasó.

Señor Sapienza – La gran proeza del Cabeza es hacer goles en su arco preferido que es el lavarropas prendido. Por dónde entra la pelota nunca se ha de saber.

Señor Novella – La gran proeza en goleadas lleva por nombre Malena, ocurrió cuando le sacó una pulga de la oreja al bulldog de mi sobrino. La pulguita giró mil veces y con ella Malena hizo un bollito y al perro ganó por goleada al dejar la pulga flotando en una gota de rocío que era el arco convenido.


Si usted no cree este cuento que no es cuento, lo invito a que vaya uno de estos días a un almacén, una panadería o fábrica de chocolates, y le aseguro que encuentra un Verzini, un Sapienza y un Novella contando virtudes de sus pájaros, perros, moscas y patos que si no son goleadores son arqueros maravilla.



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