martes, 16 de marzo de 2010
¡GRACIAS EV!
Esta ilustración tan especial, que tiene tanto encanto y dulzura como su creadora la pintora Evangelina Prieto, la querida EV, que se gana el cariño de todos con tanta facilidad como pinta! Un privilegio haberte encontrado amiga!
No dejen de visitar su blog:
http://elpuestuflora.blogspot.com/Para los que no leyeron el cuento, aquí lo tienen a Casiano Mastrovic.
LAS TORPES HABILIDADES DE CASIANO
Desde el primer día Casiano Mastrovic mostró ser especial. Sus padres le habían preparado una bella cuna, adornada con cintas celestes y tul, pero tuvieron que salir a comprar una cama porque si la cabeza le entraba las piernas le colgaban, y cuando lograban meter las extremidades inferiores en la cuna la cabeza quedaba apoyada en el suelo. Para levantarlo tuvieron que contratar dos niñeras fornidas que ayudaran a sostener al bebotón.
– ¿Y a quién salió este pedazo de chico? -dijo la abuela que medía un poco más que la mesa.
– A mí no –dijo la madre a quien el mentón le pasaba cerca de los picaportes.
– A algún antepasado –se conformó el padre, un señor que salía todos los días con la almohada pegada a la cola para llegar a los pedales del auto.
Si todos los chicos crecen Casiano no lo hizo por menos sino por más, ¡y cuánto más, a los tres años usaba de bermudas los pantalones del padre!
A la hora del almuerzo Casiano se enfurecía cuando veía a su papá comer guiso o asado. La madre encontró una solución:
– Desde hoy en esta casa todos comemos lo mismo que el nene.
– Esto no me parece buena idea -decía el señor Mastrovic mientras tomaba el biberón.
Pero como el lactante no se conformaba con la leche, a los dos días y veinte minutos de haber abierto los ojos al mundo, el doctor autorizó:
– Señora puede empezar a darle puré con una pata de pollo y de postre banana con dulce de leche.
Pero el problema no se resolvió tan fácilmente, Casiano tenía un olfato muy sensible, sentía el olor a asado aunque lo estuvieran cocinando a más de treinta cuadras de su casa, y lograba diferenciar si ese rico olorcito era de chorizo, batatas a la parrilla o lechón al asador. Señalaba con la nariz el lugar de donde provenían los alimentos y los padres tenían que llevarlo a comer a donde fuera.
– ¡Hasta aquí llegué -dijo un día el señor Mastrovic revoleando la mamadera- yo también quiero comer hamburguesa con chimichurri!
Hasta que Casiano aprendió a caminar era una odisea salir a pasear, entre los padres y las dos nodrizas no podían llevarlo. A veces le pedían a algunos transeúntes que los ayudaran a cargar con el bebé, llegaron a ser más de cien personas los que lo llevaban a upa. Un día la policía los detuvo creyendo que eran manifestantes llevando en andas a su líder. Después de pasar más de quince horas en la comisaría el nene se comió la vianda de todo el personal.
– ¡Groaajjj! -abrió la boca Casiano.
Un oficial alcanzó a decir “provechito” y los envolvió el polvillo rojizo de las paredes de los calabozos que se habían desintegrado con la explosión. Los presos aprovecharon a disparar y el comisario, cuando dejó de estornudar, ordenó:
– ¡No quiero ver a esta gente con ese animalote por acá!
Varios días estuvieron pensando los Mastrovic cómo iban a sacar a pasear a su bebé, hasta que el padre dijo:
– ¡Tengo una idea genial, compremos una motoneta!
Los vieron muy felices recorrer la ciudad: la señora y el señor Mastrovic sentados en la motoneta, arrastrando un carro con el pequeño adentro. De ese modelo pasaron a una carroza y finalmente se decidieron por un camión remolcador.
– ¡Qué vamos a hacer con nuestro pequeño cuando crezca! -repetía la madre que era la única que lo veía de tamaño natural.
Por fin llegó el día que Casiano aprendió a caminar.
– ¡Se terminaron los problemas de traslados! -dijo el señor Mastrovic y se fue a vender el camión de remolque.
Los primeros pasos de Casiano fueron mortales, todo lo que se le cruzó quedó patas para arriba: un cuadro, las puertas del ropero, el lavabo del baño y la mesada de las cocina fueron algunas de las cosas que el niño arrancó de cuajo para sostenerse. Todos pensaban que la casa iba a volver a la tranquilidad cuando Casiano caminara con firmeza, pero la cuestión empeoró porque el pequeño revoleaba sus largos brazos con tal ímpetu que con sólo tocar un objeto con el dedo lo dejaba dando vueltas como un trompo, el ropero y la cama de dos plazas eran puertas giratorias que andaban a la deriva por la casa. Los padres estaban verdaderamente preocupados porque cuanto más crecía más torpe se ponía, cualquier ademán que realizaba era la anticipación de un desastre similar a un sismo.
La madre no dejaba de repetir:
– ¡Qué vamos a hacer con nuestro pequeño cuando crezca!
Al padre no le alcanzaba el día, con su caja de herramientas en mano, para solucionar los desastres provocados por Casiano tanto en su casa como en la de los vecinos y parientes.
Una madrugada el señor Mastrovic estaba colgando la alacena que de un manotazo Casiano había tirado y se pegó con el martillo en el dedo:
– ¡Ayy, ayy, mi dedito!
Los gritos del señor Mastrovic despertaron a Casiano que fue a socorrer a su padre. Lo tomó de una pierna y lo sentó en el techo, mientras él se hizo cargo de la tarea. Tomó el martillo con el meñique izquierdo, lo revoleó de tal manera que la herramienta hizo dos giros en el aire y cayó justo sobre el clavo que se hundió en la pared. En pocos segundos Casiano colgó todos los cuadros, arregló las puertas, mesas y todo lo que antes había destruido.
Pasó a ser el terror de los clavos que se zambullían solos en la pared antes de recibir un mazazo y el ídolo de los pobladores por la destreza en el uso del martillo y el prodigioso olfato.
– ¿Qué están cocinando en mi casa? -le preguntaban al pasar los transeúntes.
Casiano respondía a la brevedad “calabaza rellena” o “ensalada de pepinos”. Sus padres estaban muy orgullosos del niño que con sólo seis años hacía cosas tan extraordinarias. Es verdad que seguía chocándose con todo lo que encontraba y que cada día comía más, pero como sabía arreglar lo que destruía se ganó el aprecio de la gente que lo compensaba dándole ollas repletas de comida que él deglutía -para entretener el estómago- antes de la hora de la cena.
Una de esas noches, mientras los padres miraban televisión sentados en la falda de Casiano, el señor Mastrovic dijo muy orgulloso:
– Nuestro hijo tiene el futuro asegurado como carpintero.
– A mí me parece -dijo la madre- que será un gran chef, ¡el más grande de todos!
– Yo creo que también podría ser el primer malabarista con martillos -continuó el padre.
– Aunque lo más seguro -afirmó la señora de Mastrovic- es que sea “Catador de Alimentos a Distancia”
Casiano tenía otro deseo: llegar a ser más alto que el añejo pino del parque, dar una sombra igual de larga y gorda para que el mundo descanse bajo la frondosa copa de su cabeza.
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que guapo!!! que bonito como me gusta este cuento y la ilu de Ev quedo preciosa, cuando he visto esta entrada y la de Ev. en su blog mi cara se ilumino con una gran sonrisa.
ResponderEliminarMILES de ABRAZOS al ESTILO CASIANO!!! para todo el mundo en especial para vosotras dos Ev y Tihada.
las quiero mucho
Pao
Buen cuento. Muy imaginativo!!
ResponderEliminarSaludos
Un cuento gracioso y muy tierno.La ilustración es perfecta.Felicitaciones para las dos creadoras!
ResponderEliminarCariños!
¿Decirte de nuevo que eres genial es redundante?, bueo, que sea...Me encantò...
ResponderEliminarabrazos
Una p.d. como datito
la batata (que me encanta), en Canarias se llama boniato, en Venezuela batata, y aquì en Mèxico camote...solo por ilustrar
¡Qué bonito!
ResponderEliminarPrecioso cuento e ilustración, ¡enhorabuena!
:-)
hola amiga tihada,quiero agradecerte tu regalito,ya esta colocado en mi blog,alli quedara como muestra de tu cariño y amistad.
ResponderEliminarmuchas gracias amiga por acordarte siempre de nosotras.
un fuerte abrazo!!!!!!!!!
Hermoso y gracioso cuento,,,,,muy linda la imágen!!!!me encantó!!!!Besitos....
ResponderEliminarY si... los chicos crecen! y como! lo mejor de Casiano fué su elección, no siempre los hijos son los que los padres desean.
ResponderEliminarUn cuento muy creativo y la ilustración muy bella.
Gracias Tihada.
abrazos.
Pobre Casiano, crecer sin parar supone un problema para el y sus papas, menos mal que al final le saco fruto a su estatura. Este cuento puede tener moraleja, aunque tengamos defectos siempre hay que ver el lado bueno a los problemas. Un besito linda.
ResponderEliminarPrecioso el cuento muy ingenioso y atractivo hasta el final, con un final asi como poetico... la ilustracion a la altura porsupuesto, preciosa...
ResponderEliminarun abrazo Thiada
Beautiful! :)
ResponderEliminarQUERIDAS/OS:
ResponderEliminarPAOLA
GAUCHO
SANDRA
ADELFA
CARMEN
SONY
ILUSIÓN
ADRIANA
CORDOBESA
MÓNICA
FRANCISCO
Estoy sumamente agradecida por la presencia de ustedes, los bellos comentarios que me dejan, el afecto, las bromas, las payadas, la sincronicidad, los códigos en común que tengo con cada uno de ustedes...
No es casual que nos hayamos encontrado en este espacio virtual que cada vez siento más cercano!
A Francisco le doy la bienvenida!
Y COMO LE GUSTA DECIR A PAO DESDE QUE LEYÓ HACE UN TIEMPO EL CUENTO (Y YO ADHIERO)
ABRAZOS AL ESTILO CASIANO!!! (si lo desean pueden usar esta forma de saludar!)
Y GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS!!!
Muy bonito cuento, con gracia , estilo y calidad. Felicitaciones!Un abrazo.
ResponderEliminarAlma muy agradecida por tus palabras!
ResponderEliminarY sigo con los abrazos al estilo Casiano!
Casiano es un genio, como sacó provecho de sus atributos eh!! muy buen cuento Tihada, te felicito!
ResponderEliminarMigue
Sí Migue, tengo que aprender de él!
ResponderEliminarUN ABRAZO AL ESTILO CASIANO!
Descubrimos tu hermoso blog gracias a Evangelina Prieto. Me gustan muchísimo los cuentos que publicas, pasaré de tanto en tanto para ir leyendo.
ResponderEliminarUn abrazo
A.Cris
Hola Abuela Cris!
ResponderEliminarQué sorpresa más agradable tu visita! Gracias por tus palabras aquí y en el blog de la querida Ev!
Visité tus blogs, bellísimo entre tanto color por las flores y las fotos, Con tiempo seguiré leyendo!
No encontré la opción para hacerme seguidora, pero te puse entre mis enlaces.
Un fuerte abrazo, al estilo Casiano!
¡Qué curiosa historia la de Casiano!La desconocía. No sabía el origen de la ilustración. Me parece fantástico el intercambio. Ha quedado perfecto. Voy ahora a conocer el blog de Evangelina. Besitos
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