PERSONAJES:
Jerónimo - Martina - Carolina - Nicolás - Santiago - Juan- Karen - Natalia - Grupo de niños ramas - Grupo de niñas flores -
Capataz - Obreros 1-2-3 - Vecinos / as 1-2-3-4-5-6-7 - Pájaros
(Entra un grupo de niños llevando una rama con hojas. La rama es representada por otro niño)
Jerónimo – ¡Vamos a plantarlo acá!
Martina – ¡Muy buena idea, siempre venimos a jugar, pero nunca nadie plantó un árbol!
Carolina – Es verdad, mi papá me cuenta que este terreno está así,
abandonado, desde que él era chico.
Nicolás – ¡Nosotros vamos a limpiarlo y esta ramita un día va a ser un gran árbol!
Martina - ¡Sí! ¡Manos a la obra!
(Los chicos terminan de plantar y regar el árbol. Con palas y azada, a la
manera de una danza, limpian el terreno al compás de la música. Se retiran. Silencio. Entran diez ramitas. Se colocan en diferentes lugares de la escena. Suena una música. Las niñas ramitas realizan una coreografía y una a una se colocan junto a la primera rama, dando la idea de que el árbol está creciendo. Quedan estáticas. Ingresa un grupo de niños)
Nicolás – (Trae una pelota) ¡Miren chicos! ¡Cómo ha crecido el árbol en
pocos días!
Santiago – Parece que le gusta este lugar.
Jerónimo – Mi mamá dice que hay que hablarle a las plantas para que
crezcan mejor.
(Algunos chicos se han “subido al árbol”. Acarician sus hojas, las huelen y besan. Otros hacen jueguitos con la pelota).
Martina – Hola árbol, somos tus amigos.
Santiago – ¿Te gusta crecer?
Jerónimo – ¡Qué pregunta! ¿Cómo no le va a gustar crecer?
Santiago – A mí no me gusta.
Nicolás – ¿Por qué?
Santiago – Porque tengo los brazos muy largos y me choco todo. (Risas)
Martina – Además, te enterás de cosas tristes que cuando éramos chiquitos no las sabíamos.
Jerónimo – ¡A mí sí me gusta crecer! Ahora me dejan salir más, me dan
permiso para quedarme a dormir en la casa de Nico. (Lo abraza)
Nicolás – ¡Y en la escuela somos los más grandes!
Carolina – Vamos a echarle agua porque para que crezca sano, además de hablarle, tiene que alimentarse bien, ¿no les parece?
Nicolás – ¡Ya lo creo! ¡Yo cada vez como más milanesas! (Todos ríen)
(Oscurece. Los chicos se retiran. Entran otras ramas y muchas flores. Música y coreografía. Se colocan junto a las demás ramas del árbol. Amanece. Entran los chicos con regaderas y palas)
Juan – (Asombrado) ¡Miren! ¡Ahora tiene flores!
Carolina – ¡Qué bellas son!
Martina – ¡Y de cuántos colores!
Carolina – Mirá ésta de color rosa, parece que recién ha nacido.
Martina – Todo lo que nace es hermoso.
Nicolás – Como los cachorros de mi perra Fofita, que mueve la colita así y los ojitos así.
Karen – A mí me gustan los perros recién nacidos, cuando son grandes no.
Natalia – Mi perro es muy grande y siento que me cuida. A la noche
lo llamo y se me pasa el miedo.
Martina – Yo hago eso con mi papá.
Jerónimo – ¡Comparás a tu papá con el perro de Natalia! (Todos se ríen)
Martina – ¡Callate nene, es una forma de decir! (Lo corre alrededor del
árbol)
Algunos chicos – ¡Martina! ¡Martina!
Otros – ¡Jerónimo! ¡Jerónimo!
(Se escuchan ruidos de motores. Los chicos quedan en silencio y se esconden en un rincón de la escena. Entra un grupo de trabajadores con motosierras. Un capataz los dirige)
Capataz – ¡Este es el terreno del señor Anastasio! ¡Así que manos a la obra!
Obrero 1 – ¿Qué va a hacer el viejo, digo el señor Anastasio acá?
Capataz – Un gran edificio, de quince pisos y terraza.
Obrero 2 – ¡Qué chiquita se van a ver las casas!
Obrero 3 – Y va a dar sombra a toda la cuadra.
Capataz – ¡Shhh! ¡Usted cállese que no está para pensar sino para
transpirar!
Obrero 2 – Es cierto, tengo una sed… me da un poco de agua.
Capataz – ¡Qué agua ni agua! ¡Se creen que están en la playa! ¡A trabajar he dicho! ¡Ahora!
Obreros – Sí, señor capataz.
(Cortan una rama representada por varios niños que caen al suelo haciendo gestos de dolor. Los chicos salen del escondite)
Chicos – ¡No! ¡Qué hacen! ¡Basta!
Jerónimo – Dejen a nuestro árbol.
Carolina – Están matándolo.
(Algunos corren a acariciar las ramas caídas, otros rodean el árbol)
Capataz – ¿Y ustedes quiénes son? ¿Qué bicho les picó?
Nicolás – (Sacando pecho) Nosotros somos los dueños del árbol.
Jerónimo – Los que jugamos en este terreno.
Carolina – Mi papá también venía a jugar acá y mi abuelo…
Capataz – (Interrumpiendo) ¡Sí! ¡Y yo soy el Presidente de la Nación! (Se ríe burlonamente) ¡Más vale que usen sus patitas para correr bien ligero, si no quieren que los corra yo!
Martina – Pero este es nuestro terreno.
Capataz– (Se ríe) ¡Este es el terreno de don Anastasio! ¡Así que se van
rapidito! (Los corre y obliga a los obreros a correrlos. Los chicos gritan y corren) Bueno, por hoy dejemos de trabajar, mañana regresamos a terminar con esto. ¡Ja!, ¡un árbol de morondanga! (Se ríe) ¡Ríanse! (A los obreros, que lo imitan a desgano. Se retiran)
(Entran los chicos, vestidos de murgueros. Bailan alrededor del árbol. Llevan un estandarte que dice: “Los pibes del árbol”. Con un megáfono convocan a los vecinos)
Jerónimo – ¡Vengan! ¡No dejemos morir el árbol!
Carolina – Que el vecindario abra las ventanas.
Karen – ¡No nos dejen solos!
Juan – ¡Quiero que el árbol crezca!
(Se acerca un grupo de vecinos. Hablan entre ellos. Todos están en camisón, gorrito de dormir. Algunos traen almohadas o frazadas).
Vecino / a 1 – ¿Qué pasa? ¿Por qué tanto alboroto?
Vecino / a 2 – ¡No se puede dormir!
Vecino / a 3 – ¡No saben que hora es!
Todos los vecinos – ¡Es hora de dormir!
Todos los chicos – ¡No! ¡Es hora de despertar!
Vecinos – ¿Qué?
Vecino / a 4 – ¿De qué hablan?
Nicolás – Disculpen que los hicimos levantar.
Jerónimo – Pero es por una causa muy importante.
Martina – Mañana temprano van a tirar el árbol.
Vecino / a 1 – ¿Y por esa tontería interrumpieron mi sueño?
Vecino / a 2 – ¿Y por qué lo van a sacar?
CONTINUARÁ...
¿QUÉ TE IMAGINÁS QUE PASARÁ? ¿CORTARÁN EL ÁRBOL? ¿LOS CHICOS PODRÁN DEFENDERLO? COMENTAME LO QUE IMAGINÁS Y NO TE PIERDAS EL FINAL.
Qué hermosa sorpresa tu blog!!! Me encantó esto, que es lo primero que leí- Lleno de frescura, inocencia y fuerza, irradiando energía de la buena, de esa que hace falta para darnos valor para crear y ser. Creo que además de escritora seguramente sos una muy buena maestra, de esas que los chicos no olvidan nunca.
ResponderEliminarFelicitaciones y un abrazo, mañana sigo visitandote
Diana
QUE ESTE COMENTARIO VENGA DE UNA PERSONA TAN ESPIRITUAL, QUE TIENE TANTO AMOR POR LA NATURALEZA Y UNA ENERGÍA ESPECIAL PARA BRINDAR; ES MUY GRATIFICANTE.
ResponderEliminar¡GRACIAS DIANA!