Pablo amaba a Diana, aunque le hubiera gustado que ella fuera más organizada. Él repetía:
– Cada cosa tiene su lugar y su tiempo.
Diana amaba a Pablo, aunque hubiera querido que perdiera alguno de los cuatro relojes que usaba y que olvidara la palabra obligación cuando podían disfrutar de la mutua compañía.
Pablo tenía su vida milimétricamente calculada, pero esa mañana el misterioso duende que se encarga de que la providencia no encuentre oposición, cambió las zapatillas de lugar: donde siempre estaban las de Pablo colocó las de Diana.
Pablo se puso las zapatillas de su mujer y se fue a pescar. Sentado al borde de la laguna sintió deseos de tirarse en la hierba y dejar a los peces en el agua.
Diana se levantó y se puso las únicas zapatillas que encontró: las de su marido. Dijo una frase que solía decir Pablo cuando se refería a ella:
– ¡Tiene la cabeza en cualquier lado, un día de estos le roban el cabello y no se entera!
Diana, a pesar del enojo por tan “grave equivocación” (según el criterio sobre la valoración de las cosas que acababa de adoptar esa mañana), siguió adelante con la tarea del día. Se puso los cuatro relojes que Pablo había olvidado en la mesa de luz y dijo:
– ¡Debo aprovechar el tiempo!
Y al ruido del plif plaf pluf que hacían sus pies meciéndose dentro de las zapatillas, ordenó los papeles de todos los cajones porque “no queda otra y hay que hacerlo”; fue al banco y estacionó el auto de un solo volantazo y marcha atrás como es debido; y llegó puntualmente a todos lados, inclusive al baño.
Pablo escuchó música romántica toda la tarde y a la noche entretuvo a sus amigos contando chistes y riendo hasta la madrugada.
Diana habló poco porque "hacer" era la consigna. Terminó proyectos que había dejado a mitad de camino: desde aprender francés hasta pintar las paredes de la casa, y en el tiempo que le quedó entre comprar papas y abrir la décima sucursal del negocio familiar pasó a visitar a su tía abuela desde las 11 y 01 a las 12 y 02.
En esa semana ellos se sintieron unidos a la vida, respiraron otro ritmo que los atrapó y estremeció. Él se acostó al sol y le pidió fortaleza a sus rayos. Ella paseó su fortaleza materializando ideas a cada instante.
Él regresó a la casa con un ramo de flores silvestres y poemas que escribió para ella. Diana lo abrazó con amor como si nunca se hubiera separado, él la besó como si hiciera años que no la veía. A él apenas se le notaban los ojos por el barro, ella estaba impecable y atenta a que él no diera un manotazo y ensuciara con sus manos las paredes.
Al mismo tiempo se miraron los pies y rieron. Se cambiaron las zapatillas y apenas terminaron de atarse los cordones ella admiró el barro de él, ensució sus manos y dibujó en los sillones. Él corrió a bañarse. Ella adornó la casa y su cabello con las flores silvestres. Él puso los cuatro relojes a la hora exacta en que exactamente se debe hacer cada cosa.
Desde entonces experimentan interesantes cambios poniéndose en un pie la zapatilla propia y en el otro la prestada, o a la zapatilla de uno la anudan con los cordones del otro y las plantillas están desorientadas porque no saben a qué par pertenecen.
Las mil combinaciones les permiten disfrutar la belleza de entregarse a sentir la vida desde el otro, dejándose llevar por compases diferentes. El amor les dio el coraje de adquirir un nuevo ritmo, ese que plácidamente danzan entre los dos.
me encantò!!! y... que encuentre un nuevo ritmo!!!!
ResponderEliminarHOLA! Gracias por tu visita y por el deseo!
ResponderEliminarTambién es mi deseo que en el encuentro con el otro sumemos lo diferente, que no significa abandonar el propio ritmo, sino transformarlo.
Un abrazo!!!
TIHADA
Hola, soy Mónica, me encantó el cuento. Que buena propuesta la de intercambiar zapatillas!!! Yo estoy dispuesta a ponerme la de otro, pero pobre al que le toque la mía....
ResponderEliminarTe felicito, sos muy creativa y muy buena escritora.
Muchos cariños!!!
HOLA MONICA!
ResponderEliminarMe hiciste reír con tu comentario! Me parece que ahí está lo complicado de este intercambio, a veces uno desea la zapatillas de otro pero no son aceptadas las nuestras o viceversa...Hay que encontrar justo los dos pares dispuestos a la aventura!
Bienvenida al blog y espero contar siempre con tu visita!
ABRAZO!!!
Tihada, muy interesante historia!! la manera de generar el intercambio de identidades es muy buena!! me gustó mucho
ResponderEliminarsaludos!
HOLA DARIO! Gracias por la lectura detallada y el comentario de quien sabe leer más allá de las palabras...
ResponderEliminarY doblemente gracias porque el elogio viene de un escritor!!!
UN ABRAZO!!!
Qué buena historia, me deja la esperanza que todavía, por amor, se pueda intercambiar y no quedarnos encerrados en lo que somos. Tantas personas tristes, aburridas, solitarias...sólo por no aceptar cambiar nada de la estructura que armaron.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo y como siempre espero tus cuentos!
MARIO.
HOLA MARIO!
ResponderEliminarComparto tu comentario, a veces quedamos atrapados en nuestras propias estructuras aunque no nos permitan crecer, compartir, ser felices...
ABRAZO!!!
Impecablemente bello, promueve el planteo de vivir fuera del caparazón para crecer cada día en el amor. Felicitaciones! Un abrazo
ResponderEliminarHOLA ALMA! QUÉ BUENO ENCONTRARME CON TU VISITA!
ResponderEliminarCOMPARTO TUS PALABRAS ALMA,ES NECESARIO SALIR DE NUESTRA CASITA PERSONAL PARA CONECTARNOS CON EL OTRO.
UN ABRAZO!!!
Hola preciosa soy Nati y vengo pululando de blog en blog buscando un lugar dónde encontrar cuentos que me trnsporten y me hagn viajar ha lugares magicos y ¡plas! me doy de voca con él tuyo, es maravilloso, interesante y realmente magico y verdadero convinaciones que sólo tu sabes hacer y muy bien además, este cuento me ha encantado, me gusta que se les dé oportunidades al Amor, en realidad que por lo que nos movemos cada día NO???.
ResponderEliminarPues por este cuento y por muchos más que me quedan por leer me quedo contigo y te doy mí más sincera enhorabuena.
Yo tengo un blog al que te invito a conocer se llama. Los Cuentos de Nati. Si te gusta y decides quedarte sería un honor para mí.
Hasta pronto, saludos cordiales Nati.
HOLA NATI!
ResponderEliminarGRACIAS POR TAN BELLO COMENTARIO!YA ESTUVE POR TU BLOG Y POR SUPUESTO QUE ME QUEDÉ!
Y COMO VOS DECÍS NATI EL AMOR ES UNO DE LOS MOTORES POR EL QUE CADA DÍA DESEAMOS SEGUIR ADELANTE.
UN ABRAZO!!!
Me encantó la historia, creo que una de las mejores que he escuchado. realmente me llega en un momento en que es importante tener en cuenta y recordar,para ponerse en el lugar del otro, pareja, hijos o nietos.para que cuando pase el iempo no abrumar y sufrir por lo que ya no es, ni hacer sufrir por lo que los oros, con sus realidades no pueden dar.por eso hay que connservar muy fuerte, LAS AMIGAS.Voy a aprendre de Diana,y vos? ...un cariño grande.Cris.
ResponderEliminarHOLA CRISTI!
ResponderEliminar¿ESE SERÍA EL AMOR INCONDICONAL, VERDAD? DAR SIN ESPERAR NADA A CAMBIO Y AMAR AL OTRO TAL CUAL ES, INCLUSO APRENDER DE LAS DIFERENCIAS. CLARO, ES DIFÍCIL, PERO SE PUEDE INTENTAR.
GRACIAS POR TU PRESENCIA EN EL BLOG Y EN MI VIDA AMIGA!
ABRAZO!!!
seguir aprendiendo y , se me ocurre ahora, que sí, es difícil amar sin esperar nada, pero en un punto, dá mayor libertad,aunqie a veces lo difícil es respetar nuetras propias diferencias y, esa lucha de aceptarnos tal cual somos,sin hacer trueques para pertenecer y , en definitiva, perdar la libertad, cariños , ¿te llegará?
ResponderEliminarHola Cris, es verdad que da más libertad, ¿será por eso que se le teme?
ResponderEliminar¡Sí Cris, me llegó, jaja!
ABRAZOS!!!