Para todos los que me piden textos para representar en las escuelas o con grupos numerosos. Acá un texto que se puede usar en la fiesta de fin de curso, para el día del trabajador, en el día de la tolerancia (que es hoy), para darle valor al pan y que como en esta historia, nadie se quede sin comerlo... Cuando quieran y donde quieran , es un placer que se levante el telón.
Agradezco a todos los que usan los textos y mencionan autoría y blog.
Los dejo con Pamparato.
Los Oficios de Pamparato
Un taller mecánico con
herramientas tiradas por todos lados. Pedazos de motos y carrocería de autos.
Ruedas y volantes colgados del techo. Pamparato, lleno de grasa, con una rueda
rodeando su cintura y un volante de sombrero, con pinzas sosteniendo los
pantalones y espejos colgados en las orejas.
Relator – El primer oficio de
Pamparato fue el de mecánico. Su tío le dejó las herramientas y, aunque nunca
le habían interesado los autos, aceptó el taller y la clientela. Pronto tuvo
algunos inconvenientes…
Cliente 1– (Entra enfadado)
Pamparato, ¿se puede saber qué hizo con mi auto? ¡Se lo traje por un cambio de
aceite y desde entonces cada vez que toco la bocina se abre la ventanilla y
cuando quiero bajar el vidrio suena la bocina! ¿Qué tiene?
Pamparato – (Inmutable) Ah… son
cosas de la mecánica.
Cliente 2 – (Entra muy irritado)
¿Dónde estás Pamparato?
Pamparato – Entre ruedas y
motores…los únicos amores (termina la frase suspirando)
Cliente 2 – Si así trata a sus
amores...¡Me dijo que iba a tener el auto en dos días y han pasado seis meses!
Pamparato – (Sin perder la calma)
Ah…son cosas del almanaque.
Cliente 2 – ¡Me han salido cayos
y juanetes de tanto caminar!
Pamparato – Mejores zapatos va a
tener que comprar.
(Entra Cintia. Es muy coqueta.
Tiene una sandalia en una mano y el taco en la otra; camina dando saltos y
esquiva los obstáculos que hay en el taller, teme ensuciarse)
Cintia – (Grita) ¡Pamparato si
te agarro te mato!
Cintia corre por todo el taller
a Pamparato. Los vecinos tratan de atajarlos.
Pamparato – (Corre) Por favor
señorita Cintia, comprendo su malestar…
Cintia – ¡Quién me arregla los
zapatos que he roto de tanto caminar!
Pamparato – (Agitado) ¡Yo
señorita Cintia, se lo prometo, un segundo se lo voy a solucionar!
Relator/a – Cuando Cintia se
cansó de correr y quedó tendida, Pamparato aprovechó para pegarle el taco. Esa
situación lo decidió a vender el taller y poner una zapatería, los clientes los
tenía asegurados. Al principio el negocio no funcionaba porque nadie quería
llevar sus zapatos por la mala fama de Pamparato como mecánico. Pero Cintia le
hizo buena propaganda y además todos se vieron en la necesidad de acondicionar
los zapatos porque tendrían que caminar por mucho tiempo hasta que apareciera
otro mecánico por el pueblo.
Pamparato resultó ser un buen
zapatero. Así aumentó la clientela, pero también los problemas…
(Se han cambiado los objetos de
la escena para armar una zapatería. Pamparato rodeado de una pila gigante con
muchos pares de zapatos, botas, zapatillas. Todo mezclado.)
Cliente 3 – Vengo por el arreglo.
Pamparato – Sí, acá tiene don
Pisano.
Cliente 3 – ¡Yo no uso zapatos
dorados, le traje unos botines marrones!
Clienta 4 – (Entra haciendo equilibrio) ¡Mire el taco
cuello de jirafa que le puso a mis chatitas!
Clienta 5 – (Se tira a los pies
de la Clienta
4 e intenta sacarle las sandalias) ¡Esos son mis tacos! ¡Ha dejado mis zapatos
de fiesta como si fueran alpargatas!
Cliente 6 – ¡Las alpargatas son
mías, no me dé estos mocasines de casamiento para trabajar entre las vacas!
(Los clientes se pelean entre sí,
se tiran con los zapatos por la cabeza, buscan en la pila el zapato que les falta. Pamparato se ataja de los zapatos que vuelan y se esconde)
Relator/a – Era tanta la
confusión que la gente iba de casa en casa buscando su calzado y preguntando si
de alguno era el que Pamparato le había dado. Así se realizaban los
intercambios. Cintia -que se sentía responsable por haberle hecho buena fama
al zapatero- organizó a la gente e hizo una feria en la plaza donde se
expusieron todos los pares y cada uno reconoció el propio, aunque algunos zapatos quedaron perdidos para
siempre o en los pies de alguien al que no le pertenecían porque a zapatería
revuelta ganancia de descalzos.
(Muchas personas caminan por el
escenario, sacan pares de zapatos de las bolsas, se sacan lo zapatos que llevan
puestos e intercambian con otros. Algunos llevan una bota en un pie y una
alpargata en la otra o un zapato dorado y una zapatilla y gritan buscando lo
que les falta. Mucho alboroto. El que encuentra el par se pone feliz y
hace el cambio. Cintia ayuda a que todos recuperen el par perdido, corre de un
lado a otro y calma a las personas)
Relator/a – Cuando la feria
terminó, después de más de 80 horas corridas y a las corridas sin zapatos,
Cintia quedó tan agotada que fue a lo de Pamparato a reclamarle por la
situación vivida. Llegó con el vestido arrugado, ojeras y el cabello revuelto
después de muchos días sin bañarse ni comer.
Cintia –¡Mire Pamparato cómo he
quedado para solucionar los líos que ha ocasionado!
Pamparato – Es verdad Cintia,
qué le ha pasado a su peinado, usted siempre tan prolija y parece una bru…
Cintia – ¡Se atreve a
preguntarme qué me ha pasado! (se agarra de los pelos y grita) ¡Zapatos, taco,
color, hebilla, calzado, color, pomada…! ( Pamparato está callado en un rincón.
Cintia se calma y se tira en un sillón)
Relator/a – Hagamos silencio…Cintia
se calmó y qué tierno es Pamparato, muy suavemente la peina hasta que ella se
queda dormida. Al despertar ve que Pamparato vela su sueño, eso le provoca tanto cariño que… ¡algo va a cambiar!
Cintia – (Dulcemente) Ah querido Pamparato ¿querés que prepare pan para untar con mantequilla y ricos dulces?
Pamparato – Encantada querida
Cintia, ¿te puedo ayudar?
Relator/a – Cintia y Pamparato
amasaron con sus propias manos. Pasaron el día compartiendo el pan, risas e
historias y se olvidaron del pueblo, los
autos y los zapatos. Después de un día tan bello Pamparato estaba dispuesto a
realizar cualquier tarea y muchas ideas llegaban a su cabeza…¿o a su
corazón?
Pamparato – ¡Ya sé qué negocio
voy a poner!
Cintia – ¿Cuál?
Pamparato – ¡Una peluquería para
damas y caballeros!
Relator/a – Después de aquel
sentimiento de ternura que Pamparato le despertó, Cintia estaba preparada para
transformar la zapatería en peluquería y escuchar los reclamos por cosas tan
insignificantes como las que empezaron a suceder…
(Entra un grupo de personas
arrastrando sillas. Algunos con secadores y ruleros, otros con las manos y la
cara llena de pintura, un grupo con el cabello o la barba llena de espuma. Se
sientan en hilera, mirando al público. Pamparato los atiende y Cinthia corre de
un lado a otro tratando de solucionar problemas)
Clienta 7– ¡Sáqueme esta espuma
para la barba, usted me está tratando de barbuda!
Cliente 8 – ¡Nooo me va a teñir el
pelooo, quiero decir la pelada! ¡Necesito que me saque la barba!
Cliente 9 – (Un señor corpulento)
¡Venga a sacarme la coronita de novia ya!
Cliente 10 – (Llorando) Mis rizos…¿dónde
están mis rizos? En unas horas me caso (se tira de los cabellos) ¡Quiero mis
rizos!
(Todos los clientes se paran de
sus asientos y le tiran a Pamparato con las pinturas por la cabeza Cintia lo
protege. Los clientes se retiran. Pamparato y Cintia quedan solos en el
escenario)
Cintia – Qué hermoso estás (le
acaricia el rostro), no te pongas triste, comé este pan que hice especialmente para vos.
Pamparato – Pan…pan… sí pan…cómo
no nos dimos cuenta antes…pan …pan (corre alegre llevando en brazos a Cintia)
Relator/a – Desde entonces
amasan la masa, la tarde, la vida. Ella cocina un rico pan caserito, de
diferentes tamaños, aromatizados,
cuadrados o redondeados. Pamparato sale con un canasto gigante al que le ha
puesto rueditas y luces de colores.
(Cintia amasa y saluda a
Pamparato que recorre la escena con su carro)
Pamparato – (Canta) ¡Pan barato
pan rico
pan
para rato
no se endurece
pan Pamparato!
Relator/a – Cuando escuchan el
cantito todos los vecinos salen con bolsas, cajas y canastos a buscar los panes
deliciosos y hasta los pájaros lo esperan para recibir las migas de manos de
Pamparato que, feliz de haber encontrado amor y profesión, reparte alimento y
nadie, desde entonces, se queda sin comer por donde pasa Pamparato.
(En el escenario se representa lo
que dice el relator. En el medio quedan Pamparato y Cintia abrazados, junto al
carrito y rodeados de vecinos y pájaros. Todos comen pan y cantan juntos)
Todos – ¡Pan barato
pan rico
pan para rato
no se endurece
pan Pamparato!
Ana Gracia
El cartel pertenece a la querida amiga Pilar Argés García. Las ilustraciones son de Pilar y comparte su creación para que sea utilizado en las escuelas donde representen el texto. Gracias Pilar, siempre creativa y generosa!!!
Recuerden mencionar autoría y blogs aquellos que toman material. Acá les dejo los blogs de Pilar, es un gusto visitarlos por todo lo que hace como escritora-ilustradora-docente!!!
CUADERNO DE COLORES
TEJIENDO CUENTOS Y POESÍAS INFANTILES (junto con la querida Begoña)
¡Qué preciosidad, Ana! ¡Me encanta! Te ha quedado genial. Un abrazo.
ResponderEliminarQué orgullo tenerlas de amigas!! Me encanta como quedó la obra y la frutilla que faltaba en el postre: la hermosa ilustración de Pilar.
ResponderEliminarUn doble abrazo
Gracias amigas, por la parte que me toca, y como decimos por aquí en clave de humor " ¡A mandar que para eso estamos!".Un beso enorme y feliz semana.
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