Brrrr aahhh qué frío!!!
Vamos a hacer una fogata en esta noche de San Juan, quemamos lo que ya no queremos en nuestras vidas y luego, sintiendo el ruido de las chispas, les cuento estas historias....
Le digo “tenés cara de frío”. Me responde “tengo ganas de que me abracen”.
Es hermosa esa pintura con marco de ventana. Los chicos la han titulado “Cara de Frío” y cuando pasan cerca de la imagen inmóvil, mirándonos desde el museo en que lo han puesto, apoyan los dedos llenos de barro en la nariz aplastada sobre el vidrio.
– Maleducados -nos grita una señora.
A mí no me gusta nada lo que hacen, a veces se los digo, pero después me cargan:
– ¡Te gusta Cara de Frío!
Con mis amigos me divierto mucho, casi todas las tardes salimos a jugar a la vereda. Vivimos todos en la misma cuadra, andamos en bicicleta de una esquina a la otra y juntamos mojarritas en la alcantarilla, las metemos en frascos con agua y después gana el que más tiene, cuando terminamos el juego las dejamos otra vez con la familia. Lo más divertido es jugar a saltar la alcantarilla agarrados de las ramas del sauce llorón que se queja crack, crick, pero siempre nos sostiene y se ríe con nuestras risas. A veces llego a casa de color marrón porque perdí y perder en este juego significa no llegar a la otra orilla y caer en el barro.
– ¡Cuándo esta chica dejará la edad del pavo! -grita mi papá.
¡Yo no sabía que los pavos se lanzan al aire hamacándose en un sauce! (pienso, pero no lo digo porque hay enojo en las cejas de todos, hasta en las de la abuela).
– Las nenas no se comportan así -agrega mamá- otras son más tranquilas, unas señoritas que juegan a lo que deben jugar las mujeres.
Lo único que entiendo de todo lo que dicen es que en casa cuidan más a la ropa que a mí.
En una lista larga de buenos ejemplos mamá lo pone a Pedro (más conocido por mis amigos como Cara de Frío).
–Mirá si te pasara como a él que es asmático y no puede correr, ni transpirarse, ni…
– Eso es una exageración –interrumpe la abuela- el niño tendría que jugar como todos.
Terminan discutiendo mamá y la abuela. Yo me voy a mirar una película o a hacer los deberes o…, pero en lo que pienso es en la cara de Cara de Frío. Y cómo pienso… pienso tanto que me parece que lo tengo al lado. Cuando estoy bañándome le hablo:
– ¿Querés jugar conmigo?
– Sí, me encantaría, pero no me dejan salir.
– Dejá tu campera colgada en la ventana y vení, nadie se dará cuenta.
Viene, jugamos y nos caemos juntos en la alcantarilla, somos dos monstruos de barro y…
– ¡Salí del baño!
El gritón es mi hermano que de mis diálogos no sabe nada. No tiene imaginación, piensa que el baño es sólo para hacer pis, caca y bañarse.
Así pasan los días. Juego con mi grupo de amigos menos con Cara de Frío, ¡con el que más quiero jugar!
Mi mamá y mi abuela discuten por la crianza de Pedro o por lo que sea. Pum, mi hermano sigue golpeando la puerta del baño. Cumplí quince hace poco. Hoy le digo algo. Hoy o nunca. Paso por su ventana y no está. Nos chocamos al dar vuelta la esquina.
– Tenés cara de frío -le digo.
–Tengo ganas de que me abracen -me responde.
Otro cuento, otro antes que se apague el fuego!!!
Y para el invierno el conocido Atchís!
ATCHÍS
¡Atchís!, ¡atchís!, ¡atchís! Al tercer estornudo mamá gritó:
–¡Se resfrió la nariz!
Y salimos corriendo a ver al doctor Parciallini que no se cansa de repetir:
– No hay que exponer la nariz al viento, ni al frío, tampoco al sol, ni al polen (y la lista sigue), porque la nariz es muy delicada. ¿Usted ha visto señora que un brazo se resfríe o una pierna u otra parte del cuerpo?
– ¿Y ahora qué hacemos? -dice mamá con una cara que parece ella la enferma.
– Ahora señora va derechito a comprar protectores para la nariz.
“Proteja su salud” se lee en un cartel en la puerta del negocio que nos recomendó el Doctor. Una señora que habla mucho nos atiende, en cuanto mamá dijo la palabra nariz empezó a mostrar artículos y explicar su utilidad.
– Señora, para proteger de los resfríos tiene este abrigado gorrito de lana, también este práctico paraguas con mango adaptable tanto para enganchar en las orejas o en las fosas nasales. Ah, no deje de llevar este formidable bigote palangana que tiene dos funciones bien definidas: calienta la nariz con un vapor que sale de él y, además, es un excelente receptáculo de la mucosidad que se desliza a la palangana sin necesidad de usar pañuelo.
Mamá, por la protección de mi nariz (que pasó a ser más importante que yo) compró todo lo que le ofreció la señora charlatana. Y así salí del negocio:
Gorrito Narizota + Paragüita Narigueta +Bigote Calentador Palangana.
Admito que mi nariz quedó calentita y que los moquitos después de una semana dejaron de caer, pero tuve algunos inconvenientes:
El Gorrito Narizota me provocó alergia y las ronchas llegaron hasta las orejas; el Paragüitas Narigueta me agrandó las fosas nasales; el Bigote me calentó también los ojos que se irritaron y no dejaron de lagrimear por un mes, pero lo peor fue que el calentador me quemó las pestañas, una ceja y media, y el flequillo se salvó por un pelito.
Mamá me llevó al doctor Parciallini por todos estos trastornos, pero no les dio demasiada importancia:
– Lo que importa señora es que la nariz está sanita.
–¡Se resfrió la nariz!
Y salimos corriendo a ver al doctor Parciallini que no se cansa de repetir:
– No hay que exponer la nariz al viento, ni al frío, tampoco al sol, ni al polen (y la lista sigue), porque la nariz es muy delicada. ¿Usted ha visto señora que un brazo se resfríe o una pierna u otra parte del cuerpo?
– ¿Y ahora qué hacemos? -dice mamá con una cara que parece ella la enferma.
– Ahora señora va derechito a comprar protectores para la nariz.
“Proteja su salud” se lee en un cartel en la puerta del negocio que nos recomendó el Doctor. Una señora que habla mucho nos atiende, en cuanto mamá dijo la palabra nariz empezó a mostrar artículos y explicar su utilidad.
– Señora, para proteger de los resfríos tiene este abrigado gorrito de lana, también este práctico paraguas con mango adaptable tanto para enganchar en las orejas o en las fosas nasales. Ah, no deje de llevar este formidable bigote palangana que tiene dos funciones bien definidas: calienta la nariz con un vapor que sale de él y, además, es un excelente receptáculo de la mucosidad que se desliza a la palangana sin necesidad de usar pañuelo.
Mamá, por la protección de mi nariz (que pasó a ser más importante que yo) compró todo lo que le ofreció la señora charlatana. Y así salí del negocio:
Gorrito Narizota + Paragüita Narigueta +Bigote Calentador Palangana.
Admito que mi nariz quedó calentita y que los moquitos después de una semana dejaron de caer, pero tuve algunos inconvenientes:
El Gorrito Narizota me provocó alergia y las ronchas llegaron hasta las orejas; el Paragüitas Narigueta me agrandó las fosas nasales; el Bigote me calentó también los ojos que se irritaron y no dejaron de lagrimear por un mes, pero lo peor fue que el calentador me quemó las pestañas, una ceja y media, y el flequillo se salvó por un pelito.
Mamá me llevó al doctor Parciallini por todos estos trastornos, pero no les dio demasiada importancia:
– Lo que importa señora es que la nariz está sanita.
Ojo, Atchís es contagioso!!! Si no me creen miren los lugares que ha recorrido...
http://cuentosdetihada.blogspot.com.ar/2012/02/y-el-cuento-se-fue-de-viaje.html#comment-form
http://cuentosdetihada.blogspot.com.ar/2012/03/te-invito-viajar.html#comment-form
Queremos más cuentos!!!
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Queremos más cuentos!!!
Y seguiré contando, mientras haya un fuego encendido o alguien que me ayude a encenderlo, seguiré...
Hermosos cuentos Tihada! Me encantan. Yo tengo cara de frío también hoy =)
ResponderEliminarY el famoso Atchís que recorre blogs y diferentes páginas infantiles. Es un gran trabajo en equipo.
Un abrazo enorme Ana! Feliz comienzo de semana! ♥
Me encantó la historia de Cara de frío.¡Cuántas personas llevan el frío dentro y necesitan un poco de cariño para abrigarse!He estado muy a gusto sentada junto al fuego escuchando el cuento, te ayudaré a que el fuego no se apague para seguir escuchando más.
ResponderEliminarUn abrazo
Que nunca se apague ese fuego que necesitas para seguir escribiendo cuentos tan bonitos.
ResponderEliminarUn abrazo y sonrisas para tí!!!
Queremos más cuentos Tihadamadrina!
ResponderEliminarSiempre es una alegría leerte, que jamás se apague el fuego de los cuentos.
Besitos.
Como siempre, me encantan tus cuentos.Aquí en España, las caras son de mucho, mucho calor. La nariz anda un poco reseca y los abanicos no cesan de agitarse.Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe encantó el cuento Cara de frío. Yo también deseo que esa fogata no se apague y te permita seguir escribiendo cuentos tan fantásticos como estos. Un beso desde el verano español.
ResponderEliminarQueridas amigas, sus palabras ayudan a mantener el fuego encendido...
ResponderEliminarUn gran abrazo!!!
Siempre que te leo, disfruto!!
ResponderEliminarQué honor Ali!!!
EliminarUn fuerte abrazo!!!
holaaaa que bonito tu blog me encanto , las hitorias lindisimas me quedo si o si jajaj . sigue asi que voy a estar pendiente de tus historias
ResponderEliminaraaa y gracias por pasar por mi blog y quedarte
Hola! Te encontré en el nuevo blog de Pilar y Begoña y a mis historias les encantó la idea de quedarse en un lugar tan mágico!!!
EliminarUn abrazo!