jueves, 18 de noviembre de 2010

LA CACHACIENTA

Con una madre y dos hermanas no se necesitan madrastras ni hermanastras pensaba la Cachacienta. La llamaron así por su lentitud en los quehaceres domésticos, actitud contraria a las mujeres de la familia.
Doña Esther, la madre, era experta en limpiar la casa en un santiamén. Siete habitaciones, cuatro baños, cortar millones de pastitos y dejar transparentes los vidrios de los veinte ventanales que daban a las galerías no le llevaba más que media mañana. No quería que alguien la ayudara porque “nadie lo hace mejor que yo”, decía.
Dolores se ocupaba de cocinar, en un abrir y cerrar de ojos batía los huevos para preparar siete u ocho bizcochuelos que quedaban más esponjosos y altos que los de sus amigas. Además, mientras las tortas se cocinaban, hacía garbanzos con cordero al curry. El tiempo que le quedaba entre plato y plato freezaba cincuenta milanesas de pollo y otras tantas de ternera.
Pamela era una costurera frustrada, siempre andaba buscando ruedos para coser, cierres para cambiar y en menos que canta un gallo se hacía dos vestidos, tres blusas y un camisón. Los pañuelos y chalinas los hacía durante la propaganda de la novela de la tarde o en el viaje en taxi desde su casa al consultorio, porque también trabajaba fuera de su casa.
En cambio a Cachacienta le gustaba dormir hasta el mediodía y amaba el delívery.
– Esta chica vive al revés –decía su madre refiriéndose a la costumbre de Cachacienta de quedarse hasta tarde escuchando música y levantarse al mediodía.
– Se va a quedar soltera –decía Dolores- si no sabe hacer ni un huevo frito.
– Ni coser un botón sabe –agregaba Pamela para quien era
imprescindible ser especialista en enhebrar agujas.
Cachacienta le hablaba a la Luna y le pedía fuerzas y luz. La Luna la escuchaba y en bandejas, cada noche, le entregaba sus pedidos. Durante el día, mientras iba camino al trabajo, le rogaba al sol:
– Quema el rencor que hay en mi interior, derrite el odio que existe en la humanidad, calienta mi corazón y a todos los corazones para que no enfermen de frío.
El sol le respondía poniendo el poder de sus rayos a disposición de la joven.
Estas conversaciones hacían que llegara tarde a todos lados.
– ¡Por papar moscas! –gritaba su madre.
– ¡Hay que ser cachaza Cachacienta! –decían sus hermanas a coro.
Cachacienta no participaba en las reuniones que hacían sus hermanas y madre con el resto de la familia. Las amistades le resultaban aburridísimas porque siempre hablaban de lo mismo, una insoportable competencia sobre quién era capaz de hacer esto o aquello, de la mejor manera y en menos tiempo. Por eso, cuando llegó la invitación para asistir a la fiesta de cumpleaños de Arturo, el soltero más codiciado de la ciudad, Cachacienta no quería ir porque pensaba que sería muy aburrido ese desfile de ropas, títulos, trabajos, dormir poco y hacer mucho. Tanto insistieron su madre y sus hermanas que debía asistir, porque era un desprecio no hacerlo, que las acompañó.
Todas las muchachas querían bailar con Arturo, hasta doña Esther que soñaba con casar a una de sus hijas con ese hombre. Por eso lo sacó a bailar y el joven, por cortesía, aceptó.
– Mi casa es todo brillo, ni una mosca vuela y jamás dejo un plato sin lavar, ni el día que nacieron mis hijas, además estaría encantada de limpiar sus casas cuando se casen, porque para mí limpiar una o cinco casas es lo mismo -gritaba doña Esther para que la música no tapara el relato de sus condiciones de ama de casa abnegada.
Mientras tanto Arturo, que no podía interrumpir el monólogo, pensaba “qué fastidio tener una suegra así, te debe obligar a sacarte los zapatos para no ensuciar.”
Bailar con Dolores le provocó dolor de estómago ante la descripción minuciosa de la preparación de los ravioles, el budín de pan, los churros rellenos y la fondue de queso, todo dicho sin respirar. Arturo se imaginaba panzón al poco tiempo de casados y muerto unos años después, porque según sus razonamientos “con una mujer así voy a engordar hasta reventar”.
Con la costurerita -que se lo pasaba dando malos pasos y lo pisaba constantemente- la conversación fue muy aburrida y se detenía en medio del baile para mostrarle cómo tomaba las agujas o con qué ligereza movía el pie en la máquina de coser.
Arturo estaba deseando que la fiesta terminara para que todas aquellas mujeres se fueran cuando la vio a ella danzando con los pies y con el cabello, danzando con la boca y con los dedos. Se acercó y la tomó de la cintura. Hablaron el lenguaje del cuerpo moviéndose al compás de la música hasta que amaneció. Salieron del salón y siguieron bailando en el parque con el canto de los pájaros que despertaban. Entonces la joven le habló al sol -como era habitual en ella- pidiendo que quemara los desamores e hiciera florecer el amor.
Cuando Cachacienta se fue él tenía ganas de verla nuevamente, enseguida, siempre, siempre… pero no le había preguntado el número de su celular, ni el correo electrónico. Por suerte Cachacienta era previsora (en las cosas que su familia no lo era) y estaba en facebook, así la pudo encontrar. Ella había escrito en el muro la siguiente leyenda:
“En la pescadería venden pescado muerto y preparado
al gallinero no tengo que ir
elijo la pollajería porque el pollo está degollado.”
Arturo sonrió porque estaba enamorado y se enamoró aún más porque ella lo hacía sonreír.
Los amigos trataron de convencer a Arturo
­­–No te conviene una mujer que no sabe coser, ni sabe bordar.
Él respondió:
­– La amo porque sabe abrir la puerta para ir a jugar
.

18 comentarios:

  1. Me encantó!!! Una historia desopilante.Cachacienta una genia total!JA,JA! No paro de reír ... facebook y el mensaje en el muro.Gracias amiga, es el mejor cuento "de las buenas noches" que me han contado.

    Felices sueños!

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  2. Querida Sandra tus mensajes y tu amistad ayudan a hacer realidad los felices sueños!
    Gracias!
    ABRAZOS!!!

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  3. Qué buenoo!! jejeje un giro sorprendente.

    Besos.

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  4. querida tihada este juego quellevás a cabo con las palbras cada vez es más poético y divertido!!!!


    un gran beso srta!

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  5. Divinooooooooooooooooooooo! y este párrafo:
    "Quema el rencor que hay en mi interior, derrite el odio que existe en la humanidad, calienta mi corazón y a todos los corazones para que no enfermen de frío.
    El sol le respondía poniendo el poder de sus rayos a disposición de la joven."

    Un Besito Marino

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  6. Dar valor a lo que se "es" y no a lo que se hace o se tiene...Ese es el verdadero valor de la genialidad.
    Mi encantó esta versión de cachacienta. Muy del siglo 21.

    Un abrazote inmenso

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  7. Encantador este relato de "chachacienta", el final lo dice todo.
    Un abrazo de todos querida Thiada ;)

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  8. Que ejemplo el de Cachacienta!!!

    Me reí mucho con "la costurerita que dio aquel mal paso...jajaja"

    Lo mas importante es abrir la puerta para ir a jugar...lo demás son detalles.

    Un super abrazo Tihadamadrina!!!

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  9. Debe ser por eso que no encuentro a mi Arturo...a mí es que eso de limpiar y sacar brillo no me va. Siempre se me ocurre algo mejor que hacer.

    Muy divertido el cuento.

    Un abrazo enorme

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  10. Geniaaaaaaal, entre Cenicienta o Cachacienta... me quedo con Cachacienta y su forma tan original de pedir cada mañana al sol por ella y por los demás, y por ser ella misma.

    Creo que cada vez hay más Cachacientas, e incluso algunas Cenicientas se cansaron de su papel, se cansaron de limpiar para otr@s, se cansaron de tanto obedecer, se cansaron de depender de Príncipes azules y se cansaron de ser mujeres sufridoras, aunque aún quedan muchas mujeres que quieren ser Cenicientas antes que Cachacientas, y otras que querrían ser Cachacientas y no las dejan... jajaja ;)

    Beeeesos!!!

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  11. que divertida !...creo que todas o al menos yo tenemos algo de Cachicienta.
    què ocurrente!!!
    genial
    Besitos
    Tihada para subir al tren lo que se manda tiene que ser de su propia autorìa??

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  12. ¡¡Muchísimas gracias querida amiga por haber estado siempre ahí!! Después de un largo periodo de descanso he decidido retomar mis blogs. Me ha encantado tu cuento, como siempre.Te admiro por las cosas que escribes y cómo las escribes. Muchas veces nos encerramos en impenetrables corazas y nos cuesta salir tanto que ni el sol puede derretirlas aunque siempre hay alguna rendijilla por donde sus rayos se pueden colar. UN BESOTE PRECIOSA.

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  13. Me encanta esta versión muchisimo más que el de Cenicienta(cuento que nunca me gustó y al que siempre he buscado y rebuscado su parte positiva).
    Siempre pensé que el principe era tonto quedandose con cenicienta.

    Besos

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  14. Jajaja me costó encontrar el reloj la verdd y más que fuera verde!! pues nada me alegra que te gustara y k kada vez mas ns leamos! un saludo!

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  15. Que lindo encontrarme con esta maravilla! Saludos!

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  16. Tihada,tu cuento de Cachacienta es original y ameno.Mezcla la tradición de las labores de la casa con la tecnología de la modernidad...La protagonista es una chica muy interesante y da un salto desde la antiguedad al siglo XXI.
    Te felicito porque nos lleva directamente a la magia de los sueños,donde el sol y la luna son dioses,dadores de felicidad.
    Mi abrazo inmenso y gracias por tus comentarios,amiga.
    M.Jesús

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  17. Simpática historia la de esta modernísima cenicienta, inscrita en facebook jejeje.
    No merece la pena tener una dedicación exagerada a las labores de la casa, mucho mejor la actitud de cachacienta que compartía sus sueños con el sol y llegaron ha hacerse realidad.
    Una mezcla muy acertada del clásico cuento de cenicienta con los tiempos modernos.
    Un abrazo Tihada, y disculpa mi tardanza en aparecer por tu mágico espacio.

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  18. Seguro acostada pensaba, para que me levanto si aquí estoy re a gusto

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