martes, 9 de abril de 2013

Les presento a las tejedoras que el mundo adora...



Si sos docente, cuentacuentos, ilustrador, locutor...
si sos padre/madre, abuel@, tío/a...
si tenés ganas, porque sí, porque te gustó...
podés cumplir el pedido de este cuento:
Busco manos solidarias que al leerme, en cualquier lugar y situación, tejan (regalen, compartan...) bufandas, sacos, mantas...¡lo que sea!, para que el mundo esté más abrigadito....


La Bufanda Humanitaria

Las hermanas Pascualini, tejedoras como ellas ya no hay. Una derecha, la otra zurda, cada una con una aguja tejen el mismo saco y veinte gorros mientras esperan que hierva el agua para el té. Ellas son así: tejen a la par y si una empieza a hablar, la otra la idea la va a terminar.

– ¡Vení Torcuato…! -dice Eulalia.

–…a desovillar un rato -completa Flavia.

Y por la ventana aparece el ayudante, un gato especialista en ordenar la lana por color, meterla en los canastos, hacer trencitas con las uñas y la punta del bigote, ovillar con las patitas delanteras y desarmar un tejido con la patitas traseras.

– Se escapó un punto, necesito…

–…tu ayuda lindo gatito.

Y Torcuato ataja con la lengua a ese punto travieso que trae dolores de cabeza a muchas tejedoras que no tienen un gato experto en hallar puntos invisibles, saltarines, incorregibles y  colocarlos en el lugar del tejido del que se ha ido.

Las tejedoras Pascualini han ganado una merecida fama, por eso tienen mucha clientela. Les piden un tapado, una frazada o un sombrero alado y ellas tejen hasta cuando hacen los mandados.

Entre los clientes tienen uno especial, el señor Ledesma. Lo conocieron una mañana de invierno que llegó a lo de las tejedoras a encargar una bufanda amarilla y antes que él apoyara su bicicleta en el árbol  ya se la habían terminado.

– ¡Caramba, con qué rapidez hacen una bufanda! -dijo sorprendido el señor Ledesma. Desde ese día, todas las mañanas llegaba con su bicicleta, tocaba una campanita y llamaba:

– ¡Eulalia, Flavia, Torcuato, vengo por una bufanda!

A las hermanas Pascualini las intrigó la actitud de Ledesma y, mientras una manejaba con pericia la aguja derecha y la otra con destreza la aguja izquierda, Eulalia expresó una idea que Flavia concluyó:

– Para qué quiere tantas…

– bufandas

– si tiene un solo…

– cuello

– ¿Dónde las guarda o

–…las expone?

– ¡Tal vez es un…

– coleccionista de bufandas!

Hasta que un día, después de la bufanda 313, decidieron saber qué sucedía.

– Torcuato dejá de jugar con…

– el ratoncito Ñato.

– Preparate que esta noche…

– salimos a ver qué hace el señor Ledesma.

Torcuato por los techos y ellas en patineta persiguieron a Ledesma que salió en su bicicleta con la bufanda azul con rayas grises que le habían hecho esa mañana. Anduvieron muchas cuadras hasta llegar a un portón donde un hombre dormía en la vereda. Ledesma lanzó su bufanda que giró en el aire y se enroscó en el cuello del anciano.

– ¡Oh, el señor Ledesma es un amaestrador…

– de bufandas!

– ¡Expertas en detectar…

– desamparados!

– ¡El señor Ledesma es un especialista…

– en dar calor al mundo!

– ¡Un abrazador…

– de cuellos fríos!

Tan impactadas quedaron Flavia y Eulalia que esa noche tejieron la bufanda multicolor más  larga del mundo, cien cuadras dicen algunos, ¡otros opinan que mil! Torcuato y el ratón Ñato ayudaron con los bigotes, las colas y las patas.

Temprano, cuando Ledesma llegó a encargar una nueva bufanda, se encontró con Torcuato que de un salto se subió al manubrio y le entregó dobladita y con moño la Bufanda Humanitaria. Eulalia y Flavia lo saludaron desde la ventana, estaban felices porque sabían que desde ese día el mundo iba a estar más abrigadito.


Ana Gracia/Tihada

Y si no es mucho pedir, me encatará saber sobre la experiencia realizada 

Los invito al blog Cuaderno de Colores y las propuestas del Hada de los Cuentos para tratar la solidaridad con los niños 

12 comentarios:

  1. ¡Es una bellísima historia!En estos tiempos que tanto se necesita la solidaridad...resulta perfecta para trabajar con los niños este valor.Muchísimas gracias. Un beso enorme

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    1. Hermosa historia ..
      La voy a utilizar con mis niños de jardín de infantes.
      Gracias

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  2. Precioso relato. Se lo leeré a mis niños en clase. Un beso.

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  3. Que vivan las tejedoras!
    Que serìa del mundo sin ellas?
    Hermoso Tihadamadrina, como nos tenès acostumbrados.
    Mil besos abrigaditos.

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  4. Ojalá se cumpla el pedido de este cuento y se tiendan muchas manos solidarias pot todos los rincones del mundo.
    Besitos

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  5. Qué bello cuento! Tus palabras fueron como un tobogán-bufanda que por un momento me dejaron habitar ese universo de magia y fantasia. Te felicito y agradezco por compartirlo con el mundo.
    Me encantaría ilustrar tu historia, aceptarías el regalo? Mi correo es ilustricia@gmail.com

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    1. Hola Patricia!!!
      Gracias y qué alegría me das con tu propuesta!!! Si hay algo que quiere este cuento es recorrer el mundo y , como la bufanda, calentar los corazones!!!
      Empezá con las ilustraciones cuando quieras!!! En esto días te estoy escribiendo a tu correo!

      ABRAZO ABRIGADITO!!!

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  6. Lo prometido es deuda... Porfa revisa el correo.
    Cariños! Buena semana para vos y todos los que nos lean!

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    1. Hola Patricia!!!
      Ya vi la ilustración!!! Preciosa! En unos días la subo! Muchas gracias!!!
      Abrazos!!!

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  7. Preciosa historia!!!
    Calienta cuellos y almas!!

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    1. Gracias María Arantzazu (precioso nombre), los comentarios como el tuyo también calientan el alma!

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  8. me encantó la historia, ya estoy pensando en llevarla al escenario de la escuela!!!

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