El cuento salió acalorado desde Argentina
llegó a las frías temperaturas de España y...
Aaatchís!!!
Pilar escuchó el estornudo y lo hizo pasar, sus manos lo cuidaron dándole forma y color
ya repuesto y contento con su nuevo aspecto salió a recorrer otros lugares
Una tarde conoció a Ana
ella lo filmó y hasta un libro le dedicó
Hoy regresó a Argentina
no lo reconocí de tan lindo que quedó
me dí cuenta que era él cuando dijo:
Aaatchis!!!
¡Gracias a todos los que participaron!
¡Gracias Ana y Pilar por estas creaciones milagrosas que dan vida a las historias!
¡¡¡Los invito a conocer sus blogs, es un verdadero placer encontrar personas tan creativas!!!
domingo, 19 de febrero de 2012
domingo, 18 de diciembre de 2011
Vos y voz dando sentido
A unos días de la Navidad comparto con ustedes el cuento "Los Cambios de Papá Noel" leído en la radio por María Frascara
¡Gracias María!
Y a ustedes mis palabras
Sumergís tu tiempo corrido
en la lentitud de las historias
entrando en el corredor de mis fantasías
que recrean las tuyas
y vienen y van
procreando nuevas sensaciones
Palabras jazmines
palabras espadas
danzando en la mente
saltando a la hoja
liberadas por la llave
de tu inconciente y el mío
perdonadas del entierro
permanecen vivas
en la emoción la risa
la escucha la repetición
y finalmente transformadas
Vos dando sentido
sentido y voz
a lo que escribo
¡Gracias a todos/as por la cercanía!
¡Bendiciones en esta Navidad y que el 2012 sea un año de transformaciones que nos permitan liberar el Ser; y en completo estado de salud compartamos nuestros dones y recibamos con gratitud los dones de los otros! Que así sea.
Unidos en el Universo reciban mi abrazo
Tihada/Ana Gracia
¡Gracias María!
Y a ustedes mis palabras
Sumergís tu tiempo corrido
en la lentitud de las historias
entrando en el corredor de mis fantasías
que recrean las tuyas
y vienen y van
procreando nuevas sensaciones
Palabras jazmines
palabras espadas
danzando en la mente
saltando a la hoja
liberadas por la llave
de tu inconciente y el mío
perdonadas del entierro
permanecen vivas
en la emoción la risa
la escucha la repetición
y finalmente transformadas
Vos dando sentido
sentido y voz
a lo que escribo
¡Gracias a todos/as por la cercanía!
¡Bendiciones en esta Navidad y que el 2012 sea un año de transformaciones que nos permitan liberar el Ser; y en completo estado de salud compartamos nuestros dones y recibamos con gratitud los dones de los otros! Que así sea.
Unidos en el Universo reciban mi abrazo
Tihada/Ana Gracia
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CUENTO,
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INTERCAMBIO CREATIVO,
POESÍA,
VÍDEO
viernes, 9 de diciembre de 2011
¡Gracias Madre!
8 DE DICIEMBRE- INMACULADA CONCEPCIÓN
Milagro Vivo
De piel oscura o de clara tez
a todas ellas hay un pueblo que venera
A ella las rosas, el clamor, la vida
por ella camina el anciano
y un ciego contempla su imagen
Presencia Viva, Milagro Vivo
no hay más que aclamarte y escuchas
Ningún hijo escapa a tu vista
abres tus brazos y nos cobijas
sobre tu pecho pones tus manos
y sabemos que estamos allí
Con el niño en el vientre
Mujer dadora de vida
Con el niño en brazos
Mujer protectora
Con corona o sin ella
única Mujer Reina
de cuantos te amamos.
Gracias Sandra de Mi Sala Amarilla por este intercambio tan especial
¡Gracias y bendiciones para todos!
Milagro Vivo
De piel oscura o de clara tez
a todas ellas hay un pueblo que venera
A ella las rosas, el clamor, la vida
por ella camina el anciano
y un ciego contempla su imagen
Presencia Viva, Milagro Vivo
no hay más que aclamarte y escuchas
Ningún hijo escapa a tu vista
abres tus brazos y nos cobijas
sobre tu pecho pones tus manos
y sabemos que estamos allí
Con el niño en el vientre
Mujer dadora de vida
Con el niño en brazos
Mujer protectora
Con corona o sin ella
única Mujer Reina
de cuantos te amamos.
Gracias Sandra de Mi Sala Amarilla por este intercambio tan especial
¡Gracias y bendiciones para todos!
viernes, 2 de diciembre de 2011
Se refleja en los ojos, se libera en la voz
MARÍA DELIA tiene unos hermosos ojos que siempre andan buscando historias que comparte generosamente en LA FÁBRICA DE LOS CUENTOS, un lugar tan agradable que hasta la familia Sequeja se siente agradecida de estar ahí http://lafabricadecuentos.blogspot.com/2011/11/cuento-de-ana-gracia-jaureguiberry.html
Y una vez que una historia sale a recorrer caminos la esperan otros ojos y otras voces... ¡ y qué placer encontrar una voz como la de MARÍA FRASCARA !
¡GRACIAS MARÍA DELIA!
http://lafabricadecuentos.blogspot.com/
¡GRACIAS MARÍA FRASCARA!
http://radio-unangelparatusoledad.blogspot.com/
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VÍDEO
jueves, 17 de noviembre de 2011
Un cuento para representar
Llegan los actos de fin de curso (en esta parte del mundo) y las fiestas de Navidad y fin de año en todos lados. Por esta razón les dejo una adaptación -para ser representada- de mi cuento Los Cambios de Papá Noel
Llegó noviembre y Papá Noel empezó a organizarse para el arduo trabajo que le esperaba durante el mes de diciembre.
(Entra Papá Noel con un expositor de ropa -como el que se usa en las tiendas- con muchos trajes idénticos)
¡Todos los trajes iguales! pensó Papá Noel y sintió ganas de cambiar. Fue a anunciarles su idea a los duendes.
(Grupo de duendes rodea a Papá Noel)
Necesito un traje nuevo de tela azul que se las proporcionará el Cielo -les dijo- con detalles plateados que solicitarán al Lucero y alguna Nube me obsequiará su blancura para la mochila donde llevaré los juguetes. También deseo que me fabriquen una bicicleta que tenga todas las comodidades para andar en cualquier terreno, por tierra y por agua.
(Mientras se relata aparecen los personajes: Lucero, Nube y elementos como la bicicleta)
Este año los renos van a descansar y las campanas serán reemplazadas por una bocina que suene tan fuerte como para limpiar los tapones que provocan sordera en el Mundo.
(Los duendes se organizan con carteles que identifican la tarea que realizan. Los modistos hacen el traje, los bicicleteros construyen una bicicleta especial, los terapeutas de renos les conversan y les dan de comer, los duendes luthiers fabrican una llamativa bocina, etc. Llevan todos los elementos a Papá Noel que está en el centro de la escena)
Después de mucho trabajo los duendecillos terminaron con la tarea indicada a cada comisión. El Viejito se mostró muy agradecido porque todo había quedado según sus deseos. El 1 de diciembre Papá Noel estaba listo para partir. Los duendes le entregaron millones de juguetes junto con un pesado libro que en su tapa se leía “Listado de Niños Buenos”. Ese era el libro de consulta en el que figuraban las direcciones donde el Viejito debía dejar los regalos. Papá Noel subió a la bici super especial y revoleó por los aires el libro.
(Papá Noel se pone el traje azul, se sube a la bicicleta y toma el libro que le entregan)
Este año no cargaré un objeto tan pesado que no me sirve para nada -dijo Papá Noel- porque donde haya un niño habrá un regalo.
(Los duendes saludan y se retiran de escena. Papá Noel anda en bicicleta. Se detiene en diferentes lugares del mundo que se identifican con mapas y carteles)
Así partió el Viejito Pascuero, estrenando un bello traje azul con apliques de polvo de estrellas; una mochila confeccionada con una nube que se sintió halagada de servir para guardar juguetes; y una bicicleta inteligente, experta en adaptarse a cada ambiente y poseedora de una bocina gigante que al tocarla sonaba música apropiada a la situación, según explicaron orgullosos los expertos en hacer instrumentos.
El Viejito Pascuero pedaleó tanto entre montañas, ríos, bosques y desiertos que su panza hizo plof y explotó como un globo. En Francia tuvo que recurrir a un sastre que le achicara la ropa porque el pantalón se le iba a caer. Cuando llegó al hemisferio Sur el calor lo convenció de cortarse el cabello y la barba; y cuando pasó por las calurosas playas del caribe, recortó el pantalón y se hizo una bermuda.
El Viejito estaba muy satisfecho con su nuevo aspecto. En una plaza de México se detuvo para acercarse a los niños, pero los adultos lo miraban con desconfianza. Lo mismo le pasó en Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile… ¡en todos los rincones del planeta!
(En cada lugar se realizan las acciones narradas y aparecen los personajes mencionados: sastre, peluquero, niños, adultos. Grupos de adultos corren a papá Noel y gritan)
– ¿Por quién nos ha tomado este flacucho?
– ¿Y dónde tenés la panza, eh?
– ¡Papá Noel se ríe jojojo, y vos te reís jijiji, ¡embustero!
(Grupos de adultos gritan a coro)
–¡Papá Noel jojojo, Papá Noel jojojo
no jijiji, sí jojojo
Papá Noel jojojo!
Pronto la noticia de “un desconocido que se hace pasar por Santa Claus…” recorrió los noticieros del mundo. En la calle no se hablaba de otra cosa:
– ¡Hay un loquifato que se hace pasar por Papá Noel flaco!
( Periodistas, grupos de maestras, señoras que hacen mandados, etc, repiten la frase: ¡Hay un loquifato que se hace pasar por Papá Noel Flaco!)
El viejito estaba cabizbajo, no sabía dónde esconderse, pero lo que más le preocupaba era que ningún niño recibiera su regalo. Esa noche, mientras meditaba debajo de un puente, una luciérnaga se apoyó en su hombro:
– ¿Cómo estás Papá Noel?
– Veo todo oscuro.
– Por eso he venido, a alumbrarte. ¿Y cuál es la causa de tanta oscuridad?
– Nadie me reconoce y mañana es Nochebuena.
– Yo te he reconocido.
– Pero en los noticieros hablan mal de mí y hasta de las jugueterías me echan.
– ¿Hay niños dueños de jugueterías?
– No.
– ¿Y niños al frente de los noticieros?
– No. ¿Y eso qué tiene que ver?
– Pensá, siempre para las Navidades te ocultás para no ser descubierto por los más pequeños, en esta Navidad tendrás que hacer sencillamente lo opuesto.
La luciérnaga se durmió apoyando su cabeza en el cuello de Papá Noel, lo iluminó toda la noche y partió antes de ser descubierta por los rayos del sol. Cuando el viejito despertó sabía claramente lo que tenía que hacer. Acomodó su traje azul, cargó la blanca mochila y salió a buscar niños. Primero le pareció oportuno ir por los campos y las montañas, lugares alejados de las ciudades donde nadie desconfiara de quién era él realmente. Los primeros regalos se los entregó a unos niños que guardaban los animales en un establo, después anduvo con la bici a toda velocidad para alcanzar a unos pequeños que regresaban a su casa cabalgando, y subió un empinado cerro para llegar hasta una escuela donde los alumnos preparaban un árbol navideño.
La inmensidad lo vio pasar, los desolados caminos lo ayudaron a llegar a los más recónditos lugares donde fue recibido por los niños con total naturalidad y las flores silvestres, luciendo su belleza entre los pajonales, le dieron un mensaje esperanzador: Lo que está destinado a ser, crecerá en cualquier lugar.
En la primera ciudad que llegó encontró unos chicos deambulando por las calles, comiendo de las sobras de los restaurantes, cuidando autos… no esperaban nada especial esa noche. El Viejito Pascuero les dejó un regalo a cada uno y un obsequio muy especial, ¡los chicos no podían creer que tenían algo así entre sus pies!
(Papá Noel se pone a jugar al fútbol con los chicos y cada vez se acercan más, a los que les reparte regalos)
En pocos segundos centenares de chicos buscaban a Papá Noel para que les diera su regalo. Lo reconocían a la distancia y del color del traje ni se preocupaban, ¡si nunca lo habían visto, era lo mismo que fuera verde, azul o anaranjado!
Así Papá Noel fue de ciudad en ciudad, de país en país… y para su sorpresa distribuyó los regalos con más rapidez que años anteriores.
(Papá Noel se sube a la bicicleta y los chicos corren detrás despidiéndolo)
Pasó la Navidad y Papá Noel regresó a su morada con la mochila vacía. Una lechuza de ojos saltones, acostumbrada a mirar la vida de los demás, le dijo al verlo pasar:
¡Ay Viejito Pascuero por querer cambiar a tu edad cuántos líos has armado!
Y lo volvería a hacer querida lechuza -dijo Papá Noel- porque gracias a mis cambios es el año que más aventuras y alegrías he vivido.
Y la felicidad y el coraje lo acompañaron en el camino de regreso.
Para leer el cuento aquí http://cuentosdetihada.blogspot.com/2010/12/llego-noviembre-y-papa-noel-empezo.html
http://cuentosdetihada.blogspot.com/2010/12/los-cambios-de-papa-noel-segunda-parte.html
Y si querés ver cómo trabajó esta historia Pilar con sus alumnos a fines de 2010, te dejo el enlace.
http://losenanitosdemicole.blogspot.com/2010/12/desde-argentina.html
SI LO REPRESENTÁS, ¿ME CONTÁS?
Y GRACIAS SANDRA LUZ POR LLEVARLO A MI SALA AMARILLA!!!
Llegó noviembre y Papá Noel empezó a organizarse para el arduo trabajo que le esperaba durante el mes de diciembre.
(Entra Papá Noel con un expositor de ropa -como el que se usa en las tiendas- con muchos trajes idénticos)
¡Todos los trajes iguales! pensó Papá Noel y sintió ganas de cambiar. Fue a anunciarles su idea a los duendes.
(Grupo de duendes rodea a Papá Noel)
Necesito un traje nuevo de tela azul que se las proporcionará el Cielo -les dijo- con detalles plateados que solicitarán al Lucero y alguna Nube me obsequiará su blancura para la mochila donde llevaré los juguetes. También deseo que me fabriquen una bicicleta que tenga todas las comodidades para andar en cualquier terreno, por tierra y por agua.
(Mientras se relata aparecen los personajes: Lucero, Nube y elementos como la bicicleta)
Este año los renos van a descansar y las campanas serán reemplazadas por una bocina que suene tan fuerte como para limpiar los tapones que provocan sordera en el Mundo.
(Los duendes se organizan con carteles que identifican la tarea que realizan. Los modistos hacen el traje, los bicicleteros construyen una bicicleta especial, los terapeutas de renos les conversan y les dan de comer, los duendes luthiers fabrican una llamativa bocina, etc. Llevan todos los elementos a Papá Noel que está en el centro de la escena)
Después de mucho trabajo los duendecillos terminaron con la tarea indicada a cada comisión. El Viejito se mostró muy agradecido porque todo había quedado según sus deseos. El 1 de diciembre Papá Noel estaba listo para partir. Los duendes le entregaron millones de juguetes junto con un pesado libro que en su tapa se leía “Listado de Niños Buenos”. Ese era el libro de consulta en el que figuraban las direcciones donde el Viejito debía dejar los regalos. Papá Noel subió a la bici super especial y revoleó por los aires el libro.
(Papá Noel se pone el traje azul, se sube a la bicicleta y toma el libro que le entregan)
Este año no cargaré un objeto tan pesado que no me sirve para nada -dijo Papá Noel- porque donde haya un niño habrá un regalo.
(Los duendes saludan y se retiran de escena. Papá Noel anda en bicicleta. Se detiene en diferentes lugares del mundo que se identifican con mapas y carteles)
Así partió el Viejito Pascuero, estrenando un bello traje azul con apliques de polvo de estrellas; una mochila confeccionada con una nube que se sintió halagada de servir para guardar juguetes; y una bicicleta inteligente, experta en adaptarse a cada ambiente y poseedora de una bocina gigante que al tocarla sonaba música apropiada a la situación, según explicaron orgullosos los expertos en hacer instrumentos.
El Viejito Pascuero pedaleó tanto entre montañas, ríos, bosques y desiertos que su panza hizo plof y explotó como un globo. En Francia tuvo que recurrir a un sastre que le achicara la ropa porque el pantalón se le iba a caer. Cuando llegó al hemisferio Sur el calor lo convenció de cortarse el cabello y la barba; y cuando pasó por las calurosas playas del caribe, recortó el pantalón y se hizo una bermuda.
El Viejito estaba muy satisfecho con su nuevo aspecto. En una plaza de México se detuvo para acercarse a los niños, pero los adultos lo miraban con desconfianza. Lo mismo le pasó en Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile… ¡en todos los rincones del planeta!
(En cada lugar se realizan las acciones narradas y aparecen los personajes mencionados: sastre, peluquero, niños, adultos. Grupos de adultos corren a papá Noel y gritan)
– ¿Por quién nos ha tomado este flacucho?
– ¿Y dónde tenés la panza, eh?
– ¡Papá Noel se ríe jojojo, y vos te reís jijiji, ¡embustero!
(Grupos de adultos gritan a coro)
–¡Papá Noel jojojo, Papá Noel jojojo
no jijiji, sí jojojo
Papá Noel jojojo!
Pronto la noticia de “un desconocido que se hace pasar por Santa Claus…” recorrió los noticieros del mundo. En la calle no se hablaba de otra cosa:
– ¡Hay un loquifato que se hace pasar por Papá Noel flaco!
( Periodistas, grupos de maestras, señoras que hacen mandados, etc, repiten la frase: ¡Hay un loquifato que se hace pasar por Papá Noel Flaco!)
El viejito estaba cabizbajo, no sabía dónde esconderse, pero lo que más le preocupaba era que ningún niño recibiera su regalo. Esa noche, mientras meditaba debajo de un puente, una luciérnaga se apoyó en su hombro:
– ¿Cómo estás Papá Noel?
– Veo todo oscuro.
– Por eso he venido, a alumbrarte. ¿Y cuál es la causa de tanta oscuridad?
– Nadie me reconoce y mañana es Nochebuena.
– Yo te he reconocido.
– Pero en los noticieros hablan mal de mí y hasta de las jugueterías me echan.
– ¿Hay niños dueños de jugueterías?
– No.
– ¿Y niños al frente de los noticieros?
– No. ¿Y eso qué tiene que ver?
– Pensá, siempre para las Navidades te ocultás para no ser descubierto por los más pequeños, en esta Navidad tendrás que hacer sencillamente lo opuesto.
La luciérnaga se durmió apoyando su cabeza en el cuello de Papá Noel, lo iluminó toda la noche y partió antes de ser descubierta por los rayos del sol. Cuando el viejito despertó sabía claramente lo que tenía que hacer. Acomodó su traje azul, cargó la blanca mochila y salió a buscar niños. Primero le pareció oportuno ir por los campos y las montañas, lugares alejados de las ciudades donde nadie desconfiara de quién era él realmente. Los primeros regalos se los entregó a unos niños que guardaban los animales en un establo, después anduvo con la bici a toda velocidad para alcanzar a unos pequeños que regresaban a su casa cabalgando, y subió un empinado cerro para llegar hasta una escuela donde los alumnos preparaban un árbol navideño.
La inmensidad lo vio pasar, los desolados caminos lo ayudaron a llegar a los más recónditos lugares donde fue recibido por los niños con total naturalidad y las flores silvestres, luciendo su belleza entre los pajonales, le dieron un mensaje esperanzador: Lo que está destinado a ser, crecerá en cualquier lugar.
En la primera ciudad que llegó encontró unos chicos deambulando por las calles, comiendo de las sobras de los restaurantes, cuidando autos… no esperaban nada especial esa noche. El Viejito Pascuero les dejó un regalo a cada uno y un obsequio muy especial, ¡los chicos no podían creer que tenían algo así entre sus pies!
(Papá Noel se pone a jugar al fútbol con los chicos y cada vez se acercan más, a los que les reparte regalos)
En pocos segundos centenares de chicos buscaban a Papá Noel para que les diera su regalo. Lo reconocían a la distancia y del color del traje ni se preocupaban, ¡si nunca lo habían visto, era lo mismo que fuera verde, azul o anaranjado!
Así Papá Noel fue de ciudad en ciudad, de país en país… y para su sorpresa distribuyó los regalos con más rapidez que años anteriores.
(Papá Noel se sube a la bicicleta y los chicos corren detrás despidiéndolo)
Pasó la Navidad y Papá Noel regresó a su morada con la mochila vacía. Una lechuza de ojos saltones, acostumbrada a mirar la vida de los demás, le dijo al verlo pasar:
¡Ay Viejito Pascuero por querer cambiar a tu edad cuántos líos has armado!
Y lo volvería a hacer querida lechuza -dijo Papá Noel- porque gracias a mis cambios es el año que más aventuras y alegrías he vivido.
Y la felicidad y el coraje lo acompañaron en el camino de regreso.
Para leer el cuento aquí http://cuentosdetihada.blogspot.com/2010/12/llego-noviembre-y-papa-noel-empezo.html
http://cuentosdetihada.blogspot.com/2010/12/los-cambios-de-papa-noel-segunda-parte.html
Y si querés ver cómo trabajó esta historia Pilar con sus alumnos a fines de 2010, te dejo el enlace.
http://losenanitosdemicole.blogspot.com/2010/12/desde-argentina.html
SI LO REPRESENTÁS, ¿ME CONTÁS?
Y GRACIAS SANDRA LUZ POR LLEVARLO A MI SALA AMARILLA!!!
lunes, 24 de octubre de 2011
Gracias Cuaderno de Colores!

Desde el blog Cuaderno de Colores me llegó este regalo. Los invito a visitar el blog de esta amiga con la que compartimos, entre otras cosas, el gusto por el teatro y la incorporación del juego dramático en diferentes actividades escolares.
GRACIAS PILAR!!!
Comparto el regalo con todos los blogs amigos
viernes, 16 de septiembre de 2011
Naturaleza Muerta y Saciedad
“Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría que si abundara en trigo y en vino."
(Sal. 4, 8).
-¿Por qué no te quedaste en tu casa boba?
Su madre raspa por décima vez la olla y la hace callar. Tía Justina -en realidad tía abuela- se reía de cualquier cosa, aunque ese día lo hubiesen pasado a pan duro y yerba. Mi abuela -su hermana- sólo tuvo dos hijos por decisión Divina, porque después del segundo parto salió a lavarse en la bomba, le tomó una fiebre muy alta, un pasmo y, según decían, eso fue la causa de su esterilidad.
Tía, que cumplía al pie de la letra con los cuidados de no bañarse después del parto, tuvo tantos hijos como las veces que su marido alambrador regresaba del campo. ÉL se quedaba unas semanas, el tiempo suficiente para hacerle otro muchacho -como decía mi abuela- y renegar por todo lo que habían anotado en la libreta de la despensa.
A mí me encantaba ir a su casa, tres piezas de un viejo conventillo. La habitación más amplia cumplía las funciones de comedor, cocina y dormitorio de tía. Allí había un cuadro, una insolente imagen de rojas manzanas, uvas tentadoras, sandía provocadora con gesto y boca risueña.
Mi hermano, el mayor, iba casi todas las mañanas a leer revistas a casa de tía, donde había primos de nuestra edad. Cerca del mediodía mamá me decía:
- Andá a buscarlo, esos pobres no tienen ni para ellos y aquel se va a quedar a comer.
Enseguida respondía a su pedido y salía muy decidida, pero no precisamente a convencerlo que regresara, sino con la idea de quedarme. Tía, que intuía a la perfección mis reales intenciones mejor que mi propia madre, sin hacerse esperar me ofrecía:
- ¿Querés quedarte? Un plato de sopa hay.
No terminaba de decirlo que empezaba a ayudarla. El verdadero sentido de la Común Unión lo aprendí en esa mesa. Tía tendía un mantel impecable, nos lavábamos la cara y las manos y recién después se nos permitía tomar el pan. Había mística en aquellos actos. ¡Y cómo nos reíamos!, siempre había una anécdota que llenaba la olla, la risa y el pedazo de pan que daba vueltas en la boca, las migas que se escapaban a otro rostro, la boca risueña vacía, pero llena de migas de risa. Esa es la imagen que guardo: ¡qué languidez, pero qué saciedad!
Un día, durante el almuerzo, mi primo Alberto se levantó, hizo un ademán y tiró el cuadro que cayó frutalmente sobre la mesa. Miré el papel que rozaba mi dedo, desee sostener esa fresca, jugosa y fragante manzana. Quise acercarla a mi boca, hacerla crujir, saborearla, deleitarme, chuparla, dejar correr por la comisura de mis labios su juguito. Anhelaba el mordisco. La lengua se cubrió de saliva aglutinada, tragué con delicadeza para que nadie percibiera mi deseo. Sentí temor de inquietar a tía, de ofenderla con un deseo que no podía satisfacer.
– Buen provecho -la voz de tía.
El cuadro ahí y una de mis primas, para escapar de su propio apetito, propuso el juego:
–¿Y si repartimos la fruta?
Entonces uno quería la manzana, otro el racimo de uvas, la sandía… pero había que dividir porque no alcanzaba para todos, ¡crueldad que no quería dejarnos satisfechos ni en la fantasía!
– Esta vez te toca a vos compartir la tuya -decía Eva.
– A mí ya me tocó los otros días -se quejaba su hermana.
Y así, con inexistentes cuchillos se pelaban frutas de papel. Tía seguía el juego hasta el final con la vehemencia que lo hacen los niños y la seguridad con que los adultos afirman que lo que ven y tocan es real.
¡Oh Dios!, ¡qué languidez, pero qué saciedad!
Después tía lavaba una olla limpia de tanto rasparla y yo salía con mi prima Carmen, la más chica, a recorrer caminos de siesta, tan fascinantes con sus historias de viejos de la bolsa y lloronas y sonidos de palomas que daban la música perfecta para un escenario misterioso, lúgubre y desolado.
Cuando pasábamos frente a la casa de doña Olegaria -una vieja que alquilaba la pieza del conventillo que daba a la calle- mi prima me hacía señas apoyando el dedo índice en sus labios para que guardara silencio. La ciega, que había escuchado pasos, decía:
– Carmen... Carmen querida, ¿sos vos?... Carmen... ¿andás por ahí?
Se quedaba unos segundos expectante, a la espera de una respuesta y volvía a preguntar:
– ¿Sos vos queridita?
Nosotros sabíamos que pretendía que fuésemos a hacerle algún mandado, entonces caminábamos en puntas de pie para que no nos escuchara y nos tapábamos la nariz y la boca para contener la respiración y la risa. A veces deseábamos que estuviera en la vereda para tener algo en qué gastar el tiempo. Otras veces, más por aburrimiento que por misericordia, respondíamos al llamado y le hacíamos el favor que nos pedía. Una tarde, cuando ya estábamos dando vuelta la esquina, nos miramos y sentimos eso que se llama culpa. Pobre vieja, dijo Carmen. Sí, pobre, contesté. Entonces, regresamos a preguntarle qué quería. Nos pidió si podíamos cambiarle la cama de lugar porque justo tenía una gotera sobre ella. Mientras nos perdíamos de jugar moviendo un mueble para allá y otro para acá le recriminé a Carmen:
– Esto me pasa por hacerte caso.
– ¡Callate, vos también quisiste...! ¡Y otra vez quedate a comer en tu casa! --aprovechó a reprocharme.
Después, cuando asomaba la culpa, pensábamos en nuestra conveniencia antes de regresar de la esquina y muchas veces, muchas, dijimos:
– Pobre vieja.
– Sí, pobre.
Y seguimos derechitas con el paso apurado a ningún lado.
Cuando llegó mi adolescencia ellos cargaron un baúl, varias cajas y partieron en tren a Buenos Aires. Dormían soñando con la ciudad que no dormía y allí fueron en busca de sueños despiertos, concretados en trabajo que por esa época sobraba. Mi primo Alberto consiguió empleo en una fábrica de dulces y entonces, por primera vez, tuve en mis manos una lata grandísima de dulce de batata que pude cortar con cuchillos reales y gustar, saborear, deleitarme, paladear, succionar, sentir la saliva queriendo escaparse por la comisura de mis labios. No tuve que reprimir el deseo porque ahora tía podía satisfacerlo. Ella sí tuvo el coraje de regresar de la esquina.
Quedaron atrás los años de estúpida naturaleza muerta y también se esfumaron los años de boca llena de migas de risa.
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